“Esperamos un deshielo en las relaciones entre Siria y los Estados árabes ribereños del Golfo Pérsico en los próximos días a medida que más naciones pretenden reabrir sus embajadas en Damasco (la capital siria)”, ha dicho este lunes el viceministro de Asuntos Exteriores de Kuwait, Jaled al-Yaralá.
Según recoge la agencia estatal de noticias KUNA (Kuwait News Agency), Al-Yaralá ha enfatizado que los países árabes quieren restablecer nexos formales con Damasco, pero para ello esperan recibir luz verde de la Liga Árabe.
La Liga Árabe (LA) suspendió en 2011, la participación de Siria en el organismo regional debido a la crisis en el territorio sirio. La decisión fue tomada por 19 votos a favor, dos en contra (El Líbano y Yemen) y una abstención (Irak).
El jueves, y después de más de siete años de crisis diplomática y política, Emiratos Árabes Unidos (EAU) reabrió su embajada en Siria. La Cancillería emiratí señaló la decisión como el primer paso para normalizar las relaciones con Damasco y activar el rol de Siria en su entorno árabe.
Esperamos un deshielo en las relaciones entre Siria y los Estados árabes ribereños del Golfo Pérsico en los próximos días a medida que más naciones pretenden reabrir sus embajadas en Damasco (la capital siria)”, ha dicho el viceministro de Asuntos Exteriores de Kuwait, Jaled al-Yaralá.
Tras Abu Dabi, Baréin y Kuwait también adelantaron su decisión para reabrir sus legaciones en Siria. El canciller bareiní, Jalid bin Hamad Al-Jalifa, describió el viernes por primera vez en los últimos años a Siria de actor clave en la política del Oriente Medio, afirmando que su país respalda a Siria en la protección de su soberanía.
Ayer domingo, en una sesión parlamentaria, los legisladores de Jordania pidieron asimismo al Gobierno de Amán que restablezca las relaciones diplomáticas con Siria al nivel existente antes del estallido de la crisis en el país árabe.
El giro notable de los Estados árabes hacia Siria se produce por la victoria cosechada por el Ejército sirio y sus aliados en el país árabe. De hecho, el presidente sirio, Bashar al-Asad, había vaticinado el escenario actual en 2011.
“Aquellos de nuestros hermanos árabes que están conspirando ahora contra nosotros, los veremos en Damasco después de la crisis pidiendo disculpas por lo que sucedió”, predijo Al-Asad, en diciembre de 2011 frente a un grupo de jóvenes en el palacio presidencial.
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