"El pueblo de Siria se siente cada vez más abandonado por el mundo, cuando entra en el quinto año de una guerra que ha desgarrado el país", declaró Ban en un comunicado publicado el jueves.
Además de criticar a la comunidad internacional por estar dividida y ser incapaz de tomar medidas colectivas para detener el derramamiento de sangre y la destrucción en el país árabe, el máximo responsable de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) puso de manifiesto que “tenemos la obligación de asegurar al pueblo sirio que estos crímenes no quedarán impunes".
Al recordar que cada día acarrea más muerte, más desplazamientos y más destrucción en Siria, Ban subrayó que la ayuda humanitaria alivia el dolor, pero no es una salida a lo que llamó "un conflicto sinsentido".
“Para ello es necesaria una solución política", adujo el secretario general de la ONU, quien como en reiteradas ocasiones ha insistido en la necesidad de una salida negociada y diplomática para la crisis siria, provocada por los terroristas apoyados desde el extranjero.
La ONU secunda una solución política y aboga por la asistencia a los millones de sirios víctimas de este conflicto, si bien aclaró Ban, "la asistencia humanitaria sólo puede aliviar el sufrimiento de Siria, no parar la guerra".
Según un informe del Centro Sirio para la Investigación Política (SCPR, por sus siglas en inglés), respaldado por la ONU, y publicado el martes, la crisis en Siria ha tenido un efecto “catastrófico”.
Según el documento del SCPR, en los cuatro años de conflicto armado, en total, 10 millones de sirios se han visto obligados a huir de sus hogares, otros 210.000 han sufrido “la terrible pérdida de la vida”, mientras unos 840.000 han resultado heridos.
“Desde que estalló el conflicto armado, la población siria se ha reducido en un 15 %. Casi cuatro millones de ciudadanos se encuentran como refugiados, y millón y medio ha emigrado en busca de trabajo. Seis millones, casi el 40 por ciento de la población, se encuentran desplazados dentro del país”, indica el informe elaborado con la colaboración de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA, en inglés) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Desde marzo de 2011, Siria es escenario de sangrientos conflictos armados provocados por mercenarios procedentes de varios países del mundo, que reciben el apoyo de Occidente y sus aliados regionales para derrocar al Gobierno de Bashar al-Asad.
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