En vísperas del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), la Asociación de Centros de Atención a Víctimas de Violación de Israel ha revelado un informe que no solo denuncia un aumento significativo de agresiones y acoso sexual en entornos educativos y laborales, sino que también expone los encubrimientos estructurales por parte del gabinete y las agencias de seguridad israelíes.
Según el informe, Israel ostenta actualmente la tasa más alta de violaciones per cápita en Asia Occidental, con 15,5 casos por cada 100 000 habitantes.
Expertos israelíes han calificado este fenómeno como una “crisis silenciosa”, señalando que es el resultado directo de una gobernanza débil, la falta de transparencia y los encubrimientos intencionales por parte del Estado.
Según la asociación, que opera 10 centros de apoyo en Israel desde 1990, en 2024 se registraron más de 51 000 consultas y denuncias de violencia sexual. De estas, 34 400 víctimas reportaron agresiones sexuales repetidas.
Una proporción significativa de las víctimas son menores de edad: el 58 % de los informes involucran a niños y adolescentes, una tendencia que los expertos califican como un claro indicio del “colapso de las estructuras éticas y educativas en Israel”.
Aumento sin precedentes durante la guerra de Gaza
Según el informe, los casos de acoso sexual han aumentado drásticamente tras el estallido de la guerra genocida israelí contra Palestina en Gaza en 2023, lo que refleja una considerable presión psicológica y social sobre la sociedad israelí.
El informe señala que las denuncias de acoso sexual han crecido un 45 % en el sistema educativo y un 50 % en el ámbito laboral en comparación con el período previo a la guerra en Gaza.
Estas cifras evidencian que la violencia sexual en Israel no es un fenómeno aislado, sino un problema profundamente arraigado en el tejido social, de seguridad y educativo del país.
Encubrimientos institucionales y falta de rendición de cuentas
El informe también critica duramente las medidas adoptadas por el gabinete israelí y sus instituciones de seguridad para enfrentar este fenómeno.
Los ministerios de policía, justicia, educación, bienestar, servicios penitenciarios y el ejército se han negado a proporcionar información sobre investigaciones, acusaciones y el desempeño del sistema, según señala el documento.
Orit Soliciano, directora ejecutiva de la asociación, calificó esta actitud como “abandono de responsabilidad y degradación de las víctimas”, advirtiendo que el secretismo ha generado una escasez de investigadores capacitados, un manejo inadecuado de las denuncias, desestimación prematura de casos y una frecuente impunidad para los infractores.
El informe revela que solo el 10 % de las víctimas presenta una denuncia formal ante la policía, y de esos casos, el 81 % fueron cerrados sin acusación alguna en 2024.
3000 casos de agresión sexual en el ejército israelí
Otra sección del informe ofrece detalles más específicos sobre la violencia sexual dentro del sistema militar y penitenciario israelí.
El año pasado, se denunciaron casi 3,000 casos de agresión sexual en el ejército israelí, y la violencia sexual en las cárceles del régimen sionista aumentó un 24 %, según el documento.
Una parte significativa de estos ataques incluye el abuso sexual sistemático de detenidos palestinos, una cuestión que ha sido repetidamente señalada por grupos de derechos humanos, pero que ha sido negada y oculta por los funcionarios israelíes.
En este contexto, los expertos advirtieron que “la propagación de la cultura abusiva desde las cárceles y el ejército hacia la sociedad” es un factor clave en el aumento generalizado de la violencia sexual en el país.
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