En su intervención en la 80.ª versión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) en Nueva York, EE.UU., Serguéi Lavrov ha subrayado que Moscú sugirió en el Consejo de Seguridad retrasar la implementación del llamado mecanismo ‘snapback’, pero vemos que los occidentales no buscan la diplomacia.
Denunciando las recientes acciones hostiles contra Irán, el máximo diplomático ruso ha resaltado que el mundo fue testigo de ataques a las infraestructuras nucleares en Irán, así como de la agresión en Doha, capital catarí.
Lavrov ha considerado ilegales las sanciones impuestas por el Occidente y ha pedido su levantamiento: “Exigimos la eliminación de las sanciones contra Irán, Cuba y Venezuela”, ha enfatizado.
El titular ruso ha criticado que el enfoque confrontativo de Occidente ha impedido la realización de la paz y la cooperación en el ámbito internacional.
Rusia advierte a la OTAN y sus aliados sobre el aumento de tensiones en Asia
En otra parte de sus afirmaciones, Lavrov ha alertado que cada vez más países y regiones se están sumando a diversos conflictos y disputas, y estamos presenciando un aumento de la presencia militar y de los enfrentamientos en Asia.
“Rusia advierte a la OTAN y a todos los países que la apoyan que cualquier incremento en las tensiones y enfrentamientos en Asia conllevará riesgos inevitables para ellos”, ha aclarado.
Al respecto, ha recalcado que esta advertencia tiene como objetivo mantener la estabilidad y prevenir la expansión de las crisis regionales, y que el mundo debe tomar medidas serias para gestionar estas tensiones.
En una votación de 4 a 9, con dos abstenciones, los líderes mundiales optaron el viernes en el Consejo de Seguridad por volver a imponer sanciones contra Irán, a partir del sábado 27 de septiembre de 2025, debido al programa nuclear del país persa.
El organismo votó en contra de un proyecto de resolución, presentado por Rusia y China, que buscaba retrasar el mecanismo “snapback” de sanciones contra Irán hasta el 26 de abril de 2026, que estaba previsto entre en vigor el 28 de septiembre, tras haber sido activado por Francia y el Reino Unido.
Antes de la votación, el embajador adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitri Polianski, afirmó que el proyecto de resolución “da margen para buscar una solución aceptable para todos”.
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