Publicada: sábado, 13 de diciembre de 2025 15:47

La visita de Putin a India refuerza los lazos estratégicos con Nueva Delhi, pese a sanciones occidentales y presiones de EE.UU. por el comercio energético y militar.

Por: Soheil Fazli *

En el contexto de las negociaciones comerciales en curso entre India y Estados Unidos, Nueva Delhi recibió la semana pasada al líder de uno de los principales actores que se oponen al orden unilateral liderado por Washington.

El presidente ruso, Vladímir Putin, pasó dos intensas jornadas en India. La visita tuvo lugar mientras el país asiático enfrenta un arancel del 25 % impuesto por EE.UU. debido a su continua compra de petróleo ruso con descuento, un asunto que ha tensado las relaciones entre Nueva Delhi y Washington.

Asimismo, las sanciones estadounidenses anunciadas el 23 de octubre contra dos importantes compañías petroleras rusas han generado dificultades para las empresas indias que buscan importar crudo ruso barato. No obstante, los informes indican que India sigue siendo uno de los principales compradores de petróleo ruso.

La no adhesión de India a las sanciones occidentales

Tras el estallido de la guerra en Ucrania, los países occidentales intentaron debilitar a Rusia mediante sanciones, incluidos topes de precios y restricciones a las importaciones energéticas, con el fin de reducir los ingresos de Moscú.

Sin embargo, actores emergentes clave del sistema internacional, en particular China e India, se convirtieron en grandes compradores de crudo ruso.

Dadas las relaciones positivas entre India y Estados Unidos, Washington esperaba que Delhi se sumara a la campaña de presión contra Moscú. No obstante, la disponibilidad de petróleo ruso con descuento y las ventajas estratégicas de cooperar con Rusia llevaron a India a mantener sus compras.

India —a diferencia de los miembros del G7 y otros actores estrechamente alineados con EE.UU.— no participó en la farsa de las sanciones contra Rusia. Por el contrario, fue consolidándose gradualmente como un actor que diluyó la eficacia de las sanciones occidentales.

Mientras muchos países adoptaron posturas abiertamente antirrusas tras la guerra en Ucrania y redujeron su comercio con Moscú, Nueva Delhi amplió de forma significativa sus relaciones bilaterales.

Aunque India no respaldó públicamente la operación militar rusa en Ucrania, se abstuvo de adoptar posiciones hostiles y mantuvo una postura de neutralidad. Al mismo tiempo, preservó los vínculos bilaterales en múltiples ámbitos y los reforzó en otros.

Estos avances se reflejaron en el aumento de las compras indias de petróleo ruso, el crecimiento de las exportaciones indias a Rusia y la cooperación para eludir las restricciones occidentales en tecnología y servicios mediante empresas privadas y especializadas de la India.

Tras el inicio de la guerra en Ucrania, esta relación se mantuvo, con India como el mayor comprador de armamento ruso, representando el 38 % del total.

Paralelamente, el comercio de petróleo profundizó rápidamente los lazos entre Delhi y Moscú, con India convirtiéndose en el principal comprador de crudo ruso transportado por vía marítima, a precios competitivos frente a otras opciones del mercado.

Gradualmente se hizo evidente que una parte considerable del comercio bilateral se realizaba utilizando monedas nacionales o el dírham de Emiratos Árabes Unidos, lo que permitió a ambas partes sortear las limitaciones del sistema SWIFT (Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales) y las sanciones occidentales.

En este contexto, Occidente centró su atención en India y buscó —mediante un aumento de la presión— disuadirla de continuar su política de cooperación con Moscú.

Como resultado, en paralelo a la imposición de sanciones europeas contra empresas indias, el presidente estadounidense Donald Trump recurrió a medidas arancelarias para frenar esta orientación de Delhi.

En virtud de la Orden Ejecutiva 14329, India fue sometida a un arancel del 25 % como respuesta a sus continuas compras de petróleo ruso.

Sin embargo, India ha subrayado de forma constante su autonomía estratégica y se ha negado a ceder ante tales presiones. Incluso después de la imposición de aranceles, el país continuó importando crudo ruso barato —con un promedio de alrededor de 1,8 millones de barriles diarios— insistiendo en su intención de mantener relaciones equilibradas con todas las partes, una postura profundamente arraigada en sus extensos vínculos con Rusia.

Evolución de las relaciones Rusia-India

Desde la década de 1960, Moscú y Nueva Delhi han mantenido estrechas relaciones bilaterales que abarcan el comercio, la cooperación militar, la tecnología, la energía y el espacio.

Sin duda, uno de los ámbitos de cooperación más antiguos entre Rusia e India ha sido el sector armamentístico, una asociación que perduró incluso tras el fin de la era soviética y durante el período de hegemonía occidental.

Según un informe del Congreso de EE.UU., Rusia representó el 49 % de las importaciones de armas de India entre 2016 y 2020. Durante ese período, los principales sistemas suministrados incluyeron tanques de combate principales como el T-90 en 2019, aviones de combate como el Su-30 y el MiG-29 en 2020, y sistemas de defensa aérea como el S-400 en 2018.

En 2023, la agencia estatal rusa RIA Novosti informó que Moscú vendió aproximadamente 13 000 millones de dólares en armamento a India entre 2018 y 2023.

Esta cooperación no se debilitó tras el estallido de la guerra en Ucrania ni con la imposición de sanciones a Rusia, incluidas medidas restrictivas como la legislación CAATSA. Según un comunicado de Rosoboronexport, la agencia estatal rusa de exportación de armas, emitido el 7 de febrero de 2025, las exportaciones de armamento ruso superaron los 80 000 millones de dólares entre 2005 y 2025.

No obstante, la cooperación militar entre ambas potencias no se limita a la compraventa de armas. Recientemente, la Duma Estatal rusa ratificó un acuerdo bilateral de cooperación militar con India.

El acuerdo, firmado en febrero de 2025, permite el uso compartido de infraestructuras y facilita el movimiento transfronterizo de unidades militares. También establece procedimientos para la prestación de servicios y el despliegue de personal militar de cada país en el territorio del otro.

Otro pilar de las relaciones ruso-indias es el comercio bilateral, que ha alcanzado un máximo histórico y se sitúa actualmente en el nivel más alto de toda su relación.

 

Mientras que el comercio entre ambos países ascendía a 1400 millones de dólares en 1995, aumentó hasta 68 700 millones en 2024. Una parte sustancial de este intercambio depende del petróleo ruso.

La cuota rusa del comercio total asciende a 63 840 millones de dólares, compuesta principalmente por crudo y derivados del petróleo, fertilizantes, materiales bituminosos, combustibles minerales, ceras minerales, maquinaria y equipos, metales y piedras preciosas, madera, pulpa y papel, y aceites vegetales.

La participación india en el comercio bilateral asciende a 4 880 millones de dólares e incluye productos agrícolas (como pescado, camarones, arroz, tabaco, té, café y uvas), productos químicos, farmacéuticos, hierro y acero, cerámica, componentes aeronáuticos, maquinaria, vidrio y cristalería, confecciones y prendas de punto, artículos de cuero, productos de caucho, maquinaria eléctrica e instrumentos quirúrgicos.

Estas cifras reflejan un balance comercial claramente favorable a Moscú, en gran medida como consecuencia de las compras indias de petróleo.

El comercio de servicios también forma parte del intercambio bilateral, aunque su volumen sigue siendo limitado. En 2021, el valor de este comercio apenas superó los 1 000 millones de dólares, en su mayoría servicios prestados por Rusia. Sin embargo, tras las sanciones, empresas indias parecen estar ayudando a sortear las restricciones occidentales en tecnología y servicios, cooperando con socios rusos en diversos proyectos.

Debido a las preocupaciones sobre la evasión de sanciones, no se han divulgado estadísticas detalladas. En consecuencia, se prevé que este segmento del comercio bilateral se expanda en los próximos años, ya que la mano de obra india, relativamente barata, representa una opción económicamente atractiva para la economía rusa, ávida de trabajadores.

Ambas partes también mantienen una cooperación significativa en el ámbito de la inversión. Para 2023, el valor de la inversión india en Rusia había alcanzado los 16 000 millones de dólares, concentrados principalmente en los sectores de petróleo y gas, petroquímica, banca, ferrocarriles y acero.

Por su parte, Rusia anunció en 2024 que el volumen de sus inversiones en India ascendía a 20 000 millones de dólares, abarcando sectores como el petróleo, el gas y la industria farmacéutica.

En este marco, uno de los principales proyectos de inversión rusos en India es la central nuclear de Kudankulam. Como la mayor planta nuclear del país, está siendo construida por Rosatom, con dos de sus seis unidades ya operativas. Se espera que el combustible para las Unidades 3 y 4 también sea suministrado por Rusia, lo que permitirá la entrada en funcionamiento de dos reactores adicionales.

Otro ámbito de cooperación entre Delhi y Moscú es el espacial. Gracias a las amplias capacidades, experiencia e infraestructuras rusas en misiones espaciales, y a las crecientes ambiciones de India en este sector, ambos países han mantenido su colaboración incluso después de la disolución de la Unión Soviética.

Uno de los ejemplos más recientes de cooperación bilateral es la transferencia de tecnología relacionada con la producción del motor RD-191M, que sirve como sistema de propulsión de los vehículos lanzadores pesados rusos.

Como resultado, India está llamada a convertirse en productora de este motor. Dada su elevada capacidad de carga, permitirá al país superar muchas de sus limitaciones previas en el lanzamiento de naves espaciales.

En definitiva, lo ocurrido durante la visita del presidente ruso a India fue un movimiento destinado a preservar, consolidar y profundizar aún más las relaciones existentes entre ambos países.

Petróleo crudo, comercio y tecnología militar

Rusia busca mantener relaciones estrechas con India como la tercera economía más grande del mundo y, con ese objetivo, ha trabajado para ampliar la cooperación económica y reforzar el compromiso a largo plazo entre ambos países.

En este marco, la elaboración del Programa para el Desarrollo de Áreas Estratégicas de la Cooperación Económica Ruso-India hasta 2030 refleja el interés compartido de ambas naciones en sostener vínculos económicos duraderos.

Los acuerdos en ámbitos como las cadenas de suministro de fertilizantes, la facilitación aduanera y la cooperación marítima y portuaria subrayan aún más la voluntad mutua de construir una interdependencia económica y fortalecer la cooperación en materia de tránsito, incluso a través de iniciativas como el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC).

Otro ámbito relevante abordado por ambas partes fue la migración laboral. Según estimaciones del Ministerio de Trabajo de Rusia, el país enfrentará un déficit de 3,1 millones de trabajadores para 2030.

En consecuencia, la cuestión de la migración laboral india hacia Rusia fue incluida en la agenda de las conversaciones bilaterales, un asunto mencionado explícitamente en el párrafo 15 de la Declaración Conjunta emitida por ambas partes. Entre 2022 y 2024, un total de 58 300 trabajadores indios fueron empleados en Rusia, lo que sitúa a India en el segundo lugar, después de China, en este ámbito.

Por otra parte, ambas partes destacaron en sus comunicados y declaraciones la creación de sistemas de liquidación bilateral mediante el uso de monedas nacionales, sistemas nacionales de pago y plataformas de mensajería financiera.

En este contexto, los dos países buscan interconectar el Sistema de Pagos Rápidos de Rusia (SBP) con la Interfaz Unificada de Pagos de India (UPI).

La lógica detrás de esta decisión fue expuesta de forma explícita por Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin:

“Seguimos considerando conjuntamente cómo establecer sistemas bilaterales o multilaterales que puedan servir como alternativas a aquellos que se utilizan como instrumentos políticos para ejercer presión sobre determinados países”.

En consecuencia, Delhi coopera con Moscú para sortear sanciones bancarias, petroleras y de otro tipo, facilitar el comercio bilateral y reducir la dependencia del dólar estadounidense en las transacciones. Este enfoque señala claramente la negativa de India a aceptar decisiones occidentales que percibe como contrarias a sus intereses nacionales.

Un avance significativo fue el anuncio de Rusia sobre su disposición a ampliar la transferencia de tecnología y la producción local de equipamiento de defensa en India, en el marco de la iniciativa “Make in India”.

Este paso tiene el potencial de elevar el papel de India de simple comprador de equipamiento ruso a socio productor. Esta concesión resulta especialmente relevante si se considera que Occidente se ha negado a compartir tecnologías clave relacionadas con muchos de los sistemas de armamento que vende a India.

Gestos simbólicos con mensajes claros

Más allá del contenido sustantivo de las conversaciones, el contexto general de la visita de Putin a Delhi también transmitió mensajes significativos.

En su primera visita a India desde el estallido de la guerra en Ucrania, Putin estuvo acompañado por una delegación de alto nivel que incluyó al primer viceprimer ministro, el secretario del Consejo de Seguridad, el presidente de la Duma Estatal, los ministros de Defensa, Energía y Cultura, así como un viceprimer ministro ruso. Esta composición subrayó la importancia especial que Moscú otorga a sus relaciones con India y la amplitud de la cooperación bilateral.

Además, los directores de empresas sancionadas como Rosneft y Lukoil acompañaron a Putin durante la visita, lo que evidenció la determinación de ambas partes de continuar cooperando incluso bajo condiciones de sanciones estrictas.

El hecho de que el primer ministro Narendra Modi recibiera personalmente a Putin en el aeropuerto subrayó la visión de India sobre su relación con Rusia y envió un mensaje claro a la audiencia internacional, especialmente a Occidente.

Modi describió la relación entre Rusia e India como una “estrella polar”, estable y perdurable.

El banquete ceremonial ofrecido por India al presidente ruso también transmitió su propio mensaje: puso de relieve la autopercepción de India como una civilización independiente que continuará cooperando con países amigos en función de sus intereses nacionales.

En consecuencia, los detalles simbólicos de la visita fueron lo suficientemente elaborados como para atraer una amplia atención de los medios internacionales y, con ello, de la opinión pública mundial.

La visita de Putin a Delhi fue mucho más que un viaje diplomático rutinario. Simbolizó la determinación de ambos países de consolidar una asociación independiente. India dejó claro que no está dispuesta a renunciar fácilmente a los vínculos beneficiosos y a las ventajas que mantiene con Moscú, optando por una “asociación probada por el tiempo, basada en la confianza y el respeto mutuo” frente a las políticas unilaterales de Washington.

En un plano más concreto, el avance de India hacia la producción nacional de armamento avanzado —reduciendo su dependencia del equipamiento occidental en favor de sistemas y tecnologías rusas— constituyó otra dimensión clave de los acuerdos alcanzados.

Este enfoque señala una disminución de la dependencia de las armas occidentales y, en un sentido más amplio, se alinea plenamente con el objetivo de Moscú de preservar su histórica asociación con India y evitar que Delhi avance hacia una alineación estratégica plena con Estados Unidos.

* Soheil Fazli es escritor e investigador radicado en Teherán, especializado en política exterior rusa.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV