Publicada: viernes, 12 de diciembre de 2025 6:53

La Hazrat Fátima az-Zahra (P) es un faro de justicia y feminidad, cuyo legado inspira a musulmanes a través de su resiliencia, valentía y liderazgo ético.

Por: Humaira Ahad

Cada año, en esta época, las calles de Teherán y otras importantes ciudades iraníes se adornan con coloridos pancartas, y mujeres y hombres se reúnen en mezquitas y centros comunitarios para programas culturales en honor a la ilustre vida de la Hazrat Fátima az-Zahra (la paz sea con ella).

Como señaló el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, en su reciente discurso, la vida y el legado de la amada hija del Profeta del Islam, el Hazrat Mohamad (P), representan un faro de inspiración para todos los musulmanes.

A lo largo de Irán, su aniversario de nacimiento se celebra como el Día de la Mujer y la Madre, una ocasión para reflexionar sobre el papel evolutivo de las mujeres en la sociedad islámica, tanto en los espacios privados como públicos.

Para los iraníes, no es solo una conmemoración de una figura venerada en la historia islámica, sino también una celebración de los ideales que ella encarnó: su resiliencia espiritual, su valentía ante la adversidad, su integridad moral y su profundo sentido de responsabilidad social.

la Hazrat Fátima az-Zahra (P) es reverenciada como un símbolo de los más altos ideales de feminidad, un referente en el que se miden la valentía, la compasión y el liderazgo.

Líder más allá de su tiempo

En su reciente discurso, el ayatolá Jamenei destacó las dimensiones extraordinarias de la multifacética personalidad de la Hazrat Fátima az-Zahra, abarcando los ámbitos espiritual, político, humano y femenino.

La describió como el modelo perfecto tanto para mujeres como para hombres a lo largo de las épocas, señalando que su ira y su alegría corresponden, según las narraciones chiíes y suníes, a la ira y alegría del Todopoderoso.

“Es realmente magnífico y asombroso que una joven mujer, en términos de espiritualidad y su identidad celestial y divina, haya alcanzado un nivel en el que, según las narraciones tanto chiíes como suníes, su ira corresponde a la ira de Dios y su alegría corresponde a la alegría del Señor”, dijo el Líder, dirigiéndose a un grupo de mujeres la semana pasada.

Añadió que la Hazrat Fátima az-Zahra, en su niñez, juventud, vida matrimonial y conducta en general, representa el modelo más alto, más bello y más elocuente para las mujeres musulmanas.

“Compartió la tristeza del Profeta (la paz sea con él) en los momentos de dificultad, acompañó al Imam Ali (P) en la yihad (lucha sagrada), cautivó a los ángeles con su adoración, pronunció sermones elocuentes y ardientes, y crió al Imam Hasan (P), al Imam Husein (P) y a la Hazrat Zainab (P)”.

El Líder añadió que desde su infancia hasta su juventud, pasando por el matrimonio y la maternidad, ejemplificó la cúspide de la feminidad islámica: una figura cuya vida sigue inspirando devoción, reflexión y veneración.

Sus cualidades únicas, profundamente humanas en su núcleo, encarnan la paciencia en el sufrimiento, la resistencia en medio de las dificultades y un incansable compromiso con la justicia y la familia.

Campeona de la justicia

La valentía de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) se expresó de manera más vívida en su firme insistencia en la justicia. Los relatos históricos la describen de pie con determinación contra decisiones que contradecían la guía del Profeta (P).

Los eruditos musulmanes creen que ella enfrentó sin temor a los poderosos, hablando con autoridad moral y negándose a comprometer la verdad por miedo a represalias.

En su libro Fátima es Fátima, el renombrado sociólogo iraní Ali Shariati enfatiza que la vida de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) requería vigilancia constante y responsabilidad. Defendió a su familia, guió a sus hijos y se aseguró de que los principios sociales y religiosos se mantuvieran, demostrando que las mujeres pueden ejercer liderazgo moral incluso en los ambientes más duros.

Su defensa también tomó una forma práctica dentro de su hogar y comunidad, donde fomentó la responsabilidad ética e inculcó en sus hijos los principios que más tarde moldearían a generaciones.

Según eruditos e historiadores, incluso después de su martirio, la vida de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) siguió resonando a través de generaciones, encendiendo movimientos por la justicia social y moldeando la brújula moral de las comunidades.

Su firme oposición a la opresión se convirtió en un referente de liderazgo y responsabilidad ética, un estándar que exige valentía, integridad y un compromiso inquebrantable de todos aquellos que siguen su ejemplo.

Legado espiritual y valores universales

La influencia de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) no se limitó al mundo árabe o Persia, trascendió fronteras.

El poeta-filósofo pakistaní Allama Muhammad Iqbal hizo una notable comparación entre ella y la Hazrat Maryam (Santa María), señalando que mientras Maryam (P) es honrada por su relación con Jesús, la Hazrat Fátima az-Zahra (P) posee distinción a través de tres relaciones extraordinarias: su padre, el Profeta Mohammad (P), su esposo, el Imam Ali (P), y sus hijos, el Imam Hasan (P) y el Imam Husein (P).

“Maryam az yak nesbate Isa aziz,
Az se nesbat Hazrate Zahra aziz”

(Maryam (P) es honrada debido a su vínculo con Jesús (P),
Pero la Hazrat Fátima az-Zahra (P) es honrada a través de tres relaciones).

Iqbal la describió como el corazón espiritual de su hogar y central en la misión del Profeta (P) para despertar un mundo sumido en la oscuridad.

El poeta nacional pakistaní consideraba su generosidad y compasión como legendarias.

Narrando un relato histórico, Iqbal dice que, por el bien de una persona necesitada, la Hazrat Fátima az-Zahra (P) vendió su propio manto a un comerciante judío.

“Bahre mohtayi delash an gune sujt,
Ba yahudi chadare jod ra forujt”

(Por el bien de una persona necesitada, su corazón ardió,
Vendió su propio manto a un judío).

Los cronistas musulmanes dicen que estas acciones no fueron momentos aislados, sino expresiones de una vida profundamente arraigada en la espiritualidad, la responsabilidad ética, la empatía y la conciencia social.

En la tradición mística, su generosidad y claridad moral son reflejos de un profundo estado interior.

En las tradiciones proféticas, la Hazrat Fátima az-Zahra (P) a menudo es descrita como ocupando el puesto de “el alma del Profeta”. Según los eruditos místicos, ocupa una posición tan espiritualmente elevada que su corazón funciona como un espejo impecable, “el espejo de Dios” en la intensidad de su pureza y receptividad a la luz divina.

“Un espejo no crea luz; la refleja sin distorsión. De la misma manera, se entendía que su corazón no tenía sombra de ego, solo el resplandor de los atributos divinos”.

El poeta y erudito cachemir Syed Habib captura esta resonancia espiritual en su librito místico Shifa, escribiendo:

“Fatima ki lab kushai, la ila ka atiraf
Bahr o bar ka raqs, ya ayaat-abyaz bar ghilaaf”

(Sus palabras afirman la esencia misma de la creencia, comenzando con La y terminando con Allah.

Se movían al ritmo [danza] del cosmos, reflejando los signos sagrados grabados como líneas blancas sobre la cubierta negra [de la piedra sagrada].)

Estas interpretaciones espirituales y tributos poéticos profundizan la comprensión de sus acciones, presentándolas como reflejos exteriores de un mundo interior modelado por la proximidad divina.

Vida de prueba y triunfo

La vida de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) estuvo marcada por pruebas que pusieron a prueba los límites de la resistencia humana.

El Dr. Shariati describió sus primeros años junto al Profeta Mohamad (P) como formativos, retratando a una joven que consolaba a su padre, ganándose el título de ummi abiha — madre de su padre.

Ella lo acompañaba en público, ofrecía consuelo en momentos de prueba, madurando en una mujer moldeada por las fuerzas gemelas de la fe y el deber.

Después de casarse con el Imam Ali (P), Shariati señala que su vida asumió nuevos desafíos. Compartió las luchas de la familia, la fe y la justicia social, guiando a sus hijos y fomentando los principios que moldearían la conciencia humana.

“Convertirse en Fátima no es fácil. Ella es una confianza sagrada. Requiere que suba muchos peldaños y vuele muchos vuelos hacia mundos más altos, mientras camina paso a paso y ala a ala con Ali. Ella debe compartir con Ali sus tristezas y dificultades”, escribe el erudito iraní.

Esta dedicación también se refleja en los espacios que habitó. Los espacios físicos asociados con la Hazrat Fátima az-Zahra (P) tienen un profundo significado histórico y espiritual.

El fundador de la República Islámica de Irán, el Imam Jomeini (que descanse en paz) solía reflexionar sobre el hogar humilde donde ella crió seres humanos “cuyo luz brillaba desde la vasta extensión de la tierra hasta los cielos más altos”.

Para los eruditos islámicos, la pequeña habitación de la Hazrat Fátima az-Zahra (P), modesta en dimensiones, era inmensa en valor espiritual y servía como recordatorio de que la influencia transformadora no siempre es grandiosa en escala, sino profunda en sustancia moral y ética.

Fundamento para las mujeres iraníes

El aniversario del nacimiento de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) está estrechamente vinculado con la celebración de la mujer en la República Islámica de Irán.

El Imam Jomeini destacó repetidamente su importancia como modelo para las mujeres iraníes.

En mayo de 1979, declaró que si algún día podía ser llamado “Día de la Mujer”, sería el cumpleaños de la Hazrat Fátima az-Zahra (P), un día que honra el orgullo de la familia de la revelación divina.

El año siguiente, se dirigió a la nación iraní, especialmente a sus mujeres, enfatizando que la vida de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) ilumina el camino para restaurar la dignidad de las mujeres en la sociedad.

El Imam Jomeini vinculó su ejemplo con roles sociales más amplios.

“Desde el punto de vista del Islam, las mujeres tienen un papel sensible en la construcción de la sociedad islámica, e Islam las eleva a tal grado que pueden recuperar su verdadera posición humana en la sociedad y salir del límite de ser un objeto”, dijo en una ocasión.

En otra declaración, afirmó que las mujeres son “las líderes de nuestro movimiento” y “nosotros somos sus seguidores”, señalando que “acepto su liderazgo y soy su sirviente”.

A través de sus palabras, el fundador de la Revolución Islámica entrelazó el legado de la Hazrat Zahra (P) con el empoderamiento de las mujeres en el Irán contemporáneo, abarcando desde el hogar hasta el liderazgo en la vida pública y religiosa.

Símbolo perdurable

El filósofo francés Henry Corbin describió a la Hazrat Fátima az-Zahra (P) como “la tierra supracelestial… la forma manifiesta… el alma misma de los Imames, el umbral a través del cual los Imames derraman el don de su luz”, capturando la extraordinaria estatura espiritual y moral que ella encarnaba.

Para el filósofo francés e iranólogo, su vida fue una fusión perfecta de conocimiento, elocuencia y devoción, estableciendo un modelo para la erudición femenina y el compromiso público.

Más allá de su presencia histórica, demostró que el coraje moral, el liderazgo ético y la responsabilidad social son inseparables.

En Irán, el legado de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) está estrechamente vinculado con la narrativa moderna de los derechos de las mujeres, la orientación espiritual y el liderazgo ético. A lo largo del país, su vida sigue inspirando reflexión, investigación y veneración.

Desde los discursos del Imam Jomeini y el ayatolá Jamenei hasta los escritos de Allama Iqbal y el Dr. Shariati, la Hazrat Fátima (P) emerge como una figura cuya vida es histórica pero también inmediata.

Programas educativos, conferencias y seminarios destacan su inquebrantable brújula moral y el notable equilibrio que mantuvo entre las responsabilidades del hogar y el compromiso público.

Los estudiantes en Irán a menudo aprenden sobre su papel fundamental en la guía de su familia, en el apoyo al Profeta Mohamad (P) y al Imam Ali (Ps), y en su lucha por la justicia frente a la adversidad.

A lo largo de mezquitas y centros culturales, la historia de la Hazrat Fátima az-Zahra (P) perdura como una fuente de inspiración, moldeando una sociedad en la que la devoción, la justicia, el coraje y el liderazgo no solo se honran, sino que se practican activamente.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV