“Desde el polígono Kapustin Yar, en la provincia de Astracán (en el sur de Rusia), se lanzó de prueba un misil intercontinental RS-12M Topol”, declararon las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia (SMF, por sus siglas en inglés) en un comunicado.
Desde el polígono Kapustin Yar, en la provincia de Astracán (en el sur de Rusia), se lanzó de prueba un misil intercontinental RS-12M Topol, anunciaron las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia.
El objetivo del lanzamiento del RS-12M Topol fue probar una nueva ojiva que exitosamente impactó en el blanco fijado en un polígono de Kazajistán.
Las SMF son el componente terrestre de las Fuerzas Estratégicas Nucleares de Rusia que se mantienen en permanente disposición de combate y cumplen una misión de disuasión nuclear.
En sus arsenales, las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia cuentan con misiles intercontinentales de clase pesada (RS-20V Voevoda o Satanás, según la clasificación occidental) y de clase ligera (RS-18 Stilet y RS12M2 Tópol M), así como el nuevo misil balístico intercontinental RS-24 Yars (SS-X-29 para la OTAN), que es la versión modernizada del Tópol-M, con un alcance de 11.000 kilómetros; destaca por su alta maniobrabilidad y tiene una ojiva de guiado individual y reentrada múltiple.
Las fuentes de Defensa de Rusia han asegurado que continuarán esas pruebas, así como siguen investigando y desarrollando los escudos antimisiles con el fin de proteger el territorio ruso en su totalidad y además trabajarán en nuevos radares con mayor alcance.
El pasado 9 de junio, las Fuerzas de Defensa Aeroespacial de Rusia probaron con éxito un escudo antimisiles de corto alcance que formará parte del escudo nacional de defensa antimisiles.
La prueba de este nuevo sistema se dio a conocer días después de que Estados Unidos anunciará que está considerando desplegar misiles de crucero terrestres en Europa para neutralizar a Rusia.
También, el Reino Unido aseguró que podría autorizar el despliegue de misiles nucleares estadounidenses en su territorio, si llega a percibir a Rusia como una amenaza contra su seguridad nacional e integridad territorial.
Con el aumento de la violencia en el este de Ucrania, que hasta el momento, se ha saldado con más de 6832 muertos y ha dejado 1,3 millones de desplazados internos, los países occidentales acusan a Rusia de apoyar a los independentistas del este y las relaciones mutuas han empeorado drásticamente.
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