“Nosotros consideramos que las alegaciones de que nuestro país ha socavado el orden internacional, tras la visita del presidente Vladimir Putin a Crimea son otro intento flagrante de intervenir en la situación política en el contexto de las próximas elecciones. Washington no tendrá éxito”, enfatizó el miércoles la embajada rusa en un comunicado.
La nota reacciona a las declaraciones de la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert, quien había acusado a Moscú de lleva a cabo una campaña de coerción y violencia en los últimos cuatro años, “atacando a cualquiera que se oponga a su intento de anexión” de la entonces ciudad ucraniana de Crimea a la Federación Rusa.
El 96 % de la población de Crimea, cuyos orígenes son rusos, apoyó un referendo celebrado el 16 de marzo de 2014 que consultaba sobre la reincorporación a Rusia, país que valora la situación estratégica de las bases militares crimeas en el mar Negro.
En este contexto, la embajada rusa afirma que el resultado del referendo crimeo “reparó errores históricos” y que la república del mar Negro y su ciudad portuaria de Sebastopol ya se han “definitivamente integrado” a la vida política y legal de Rusia.
Crimea y su ciudad portuaria participarán por primera vez en los comicios presidenciales rusos que se celebrarán el próximo 18 de marzo, en los que Putin es el candidato favorito.
“Nosotros consideramos que las alegaciones de que nuestro país ha socavado el orden internacional, tras la visita del presidente Vladimir Putin a Crimea son otro intento flagrante de intervenir en la situación política en el contexto de las próximas elecciones. Washington no tendrá éxito”, ha denunciado la embajada de Rusia en Washington.
EE.UU. y la Unión Europea (UE) promulgaron varios paquetes de sanciones contra Rusia para presionar al Gobierno de Putin a cambiar su postura respecto a Crimea. De todos modos, Putin, durante su visita a Crimea, catalogó de “una democracia real” el retorno de Crimea a Rusia.
La sede diplomática rusa hace esas acusaciones mientras en Estados Unidos investigan la posible manipulación rusa de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 para favorecer al entonces candidato republicano y ahora presidente, Donald Trump. El Kremlin rechaza categóricamente esas acusaciones.
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