“Nosotros vamos a promover nuestra cooperación con Ankara, Teherán y otros países de la región sobre el asunto sirio”, ha declarado este martes Lavrov, citado por la agencia estatal de noticias Interfax.
En este contexto, ha informado que el Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, mantiene conversaciones con representantes de la oposición de cara a unas posibles conversaciones de paz en Astaná, capital de Kazajistán.
Nosotros vamos a promover nuestra cooperación con Ankara, Teherán y otros países de la región sobre el asunto sirio”, ha declarado el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov.
Sin embargo, no ha precisado cuándo está previsto que se celebren los diálogos sobre la crisis siria en la capital kazaja.
Por otra parte, Lavrov y su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, han mantenido este mismo martes una conversación telefónica en la que ambos han abogado por un alto el fuego en el país árabe y por estar preparados para la citada reunión en Astaná.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, además de transmitir a Cavusoglu "la importancia" de un rápido cierre de los acuerdos sobre parámetros prácticos para poner fin a las acciones militares en Siria, ha destacado la necesidad de separar la llamada “oposición moderada” de los grupos terroristas.
La capital kazaja había sido ya señalada por el presidente ruso, Vladimir Putin, en un reciente viaje a Japón, como “territorio neutral” y posible escenario de conversaciones entre el Gobierno de Damasco y las fuerzas de la oposición sirias, proceso para el que Putin había anunciado que pediría el respaldo de su par kazajo, Nursultan Nazarbayev.
En este sentido, el domingo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, telefoneó a Putin y, tras “tratar a fondo” la situación siria, evocó una posible reunión en Astaná.
Los intentos internacionales para poner fin a la crisis en Siria han sido infructuosos hasta el momento. A pesar de los avances del Ejército sirio ante los grupos terroristas, con el paso de los días se agrava la situación en el país árabe, engrosando así la cifra de las muertes, que ahora se sitúa en torno a las 400.000, de acuerdo con el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Siria, Staffan de Mistura.
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