El jefe del ejército del régimen de Israel, el general Eyal Zamir, aseguró el domingo que la conocida como ‘línea amarilla’, el punto al que se han replegado las tropas sionistas dentro de la Franja de Gaza como parte del acuerdo de alto al fuego, debe considerarse “una nueva línea fronteriza” que sirve también como “línea de actividad operativa”.
“Tenemos control operativo sobre extensas zonas de la Franja de Gaza y permaneceremos en esas líneas”, subrayó Zamir durante una visita a las posiciones israelíes en Beit Hanun y Yabalia, en Gaza, indicando que sus tropas “tienen libertad de operación”.
Las tropas israelíes controlan actualmente más del 50 por ciento del territorio palestino después de que el pasado octubre, tras la entrada en vigor de la tregua, se replegaran de algunas de sus posiciones en cumplimiento del acuerdo de paz.
El acuerdo del alto el fuego contempla que, tras este primer repliegue, las tropas israelíes en una segunda fase tienen que retirarse totalmente de la Franja.
No obstante, se ve poco probable que Israel retire de Gaza todas sus tropas, pues el primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, siempre se ha opuesto a ello.
El régimen de Israel ha condicionado una retirada al desarme del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), mientras que el grupo ha afirmado que entregará armas a un Estado palestino, solo si la ocupación israelí termina.
Expertos coinciden en que el plan de la ‘línea amarilla’ es más una maniobra política destinada a consolidar una realidad sobre el terreno que una respuesta militar a las amenazas.
El régimen israelí, aprovechando el vacío generado por la falta de coordinación en las posturas internacionales y la ausencia de una presión efectiva por parte de los organismos mundiales, busca formalizar su control indirecto sobre Gaza; un control que, junto con el mantenimiento del bloqueo y la obstrucción de la reconstrucción de las infraestructuras, conduce en última instancia a una separación permanente.
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