Mohammed Al-Deif, comandante en jefe de las Brigadas Ezzedin Al-Qassam, brazo armado del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), ha anunciado este sábado el comienzo de la operación ‘Tormenta de Al-Aqsa’ contra el régimen de Israel.
El alto mando castrense palestino ha dicho que, en la primera etapa del operativo, fueros disparados unos 5000 proyectiles contra “posiciones enemigas, aeropuertos y fortalezas militares” en los territorios ocupados por el régimen de Israel.
“Hemos decidido poner fin a los crímenes de los ocupantes […] para los israelíes, la época sin rendir cuentas ha terminado”, ha aseverado el comandante de HAMAS.
Los combatientes de HAMAS han emprendido la operación ‘Tormenta de Al-Aqsa’, después de haber advertido al régimen sionista por sus crímenes, ha afirmado Al-Deif. “Atacaron a los defensores [de la mezquita de Al-Aqsa] y profanaron la santidad de la mezquita”, ha indicado.
En primeras declaraciones, luego de los bombardeos e infiltraciones de combatientes palestinos en asentamientos israelíes cerca de Gaza, el jefe militar de HAMAS ha declarado que este es “el día de la gran revolución” y ha instado a los árabes que residen en los territorios ocupados a unirse a los ataques.
Ante la arremetida palestina, el ejército israelí ha declarado el “estado de alerta de guerra” y activado su sistema antimisiles ‘Cúpula de Hierro’ en un intento por enfrentar la lluvia de misiles de la Resistencia.
En los últimos meses, Israel ha intensificado sus ataques contra pueblos y ciudades palestinas en todos los territorios ocupados, matando a decenas de palestinos y arrestando a muchos otros. Más de 200 palestinos han sido asesinados en lo que va de año; la mayoría de estas muertes se han registrado en Cisjordania.
De igual forma, los colonos israelíes han aumentado los actos de profanación de las santidades palestinas, en particular la Mezquita Al-Aqsa, situada en Al-Quds (Jerusalén). Esto ocurre mientras el culto de los no musulmanes en el recinto de la Mezquita Al-Aqsa está prohibido, según un acuerdo entre el régimen israelí y el Gobierno jordano (el custodio oficial del lugar sagrado), tras la ocupación ilegal israelí del este de Al-Quds en 1967.
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