• Una plataforma en los campos petroleros en el Golfo Pérsico, sur de Irán.
Publicada: domingo, 21 de diciembre de 2025 23:13

La producción de petróleo de Irán alcanzó 3.5 millones de barriles diarios en noviembre de 2025, pese a las sanciones y presiones internacionales vigentes.

Según cifras del informe del Organismo Internacional de la Energía (IEA), la producción de crudo de Irán alcanzó 3,5 millones de barriles por día (bpd) en noviembre, una cifra que, aunque estable con respecto a octubre, representó un incremento de 110 000 bpd en comparación con diciembre de 2024. El Gobierno iraní resaltó un significativo aumento en la producción de petróleo del país durante el último año, en un contexto marcado por persistentes sanciones estadounidenses y resoluciones punitivas internacionales.

Las autoridades iraníes interpretan estos datos como una prueba de la efectividad de sus políticas económicas y energéticas, así como de la resistencia del país frente a las sanciones más estrictas impuestas por Estados Unidos para limitar la capacidad de Irán de producir y exportar petróleo. Las sanciones, que penalizan tanto a los compradores de crudo iraní como a las entidades implicadas en su producción y transporte, no habrían logrado detener el avance de la industria petrolera iraní, afirmó el reporte.

 

El informe de la IEA, aunque reconoce que la producción no aumentó entre octubre y noviembre, pone en evidencia la recuperación sostenida de la producción anual. La producción total actual se encuentra por encima de las cifras de finales de 2024, lo que simboliza una vuelta al crecimiento después de años de restricciones externas severas.

Además, datos de seguimiento de tráfico petrolero muestran que Irán exportó un promedio de 2,3 millones de bpd de crudo durante octubre, lo que constituye el nivel más alto desde la imposición de sanciones estadounidenses en 2018 y contrasta fuertemente con los niveles mínimos de casi 300 000 bpd observados en mayo de 2019, cuando la presión de Washington se intensificó.

Estos resultados subrayan la eficacia de estrategias nacionales orientadas a sortear obstáculos externos, destacar la autonomía económica y demostrar la capacidad del país para mantener su papel como actor energético global relevante pese a los intentos de aislamiento.

Funcionarios iraníes han enmarcado este crecimiento en un discurso más amplio de resiliencia frente a las políticas estadounidenses, especialmente las conocidas como la “máxima presión”, diseñadas para debilitar la economía iraní. A juicio de observadores alineados con la postura de Teherán, los datos de la IEA revelan que los intentos de Washington por estrangular la economía del país han fracasado en sus objetivos principales, y que el sector energético, pilar de la economía nacional, ha logrado no solo sostenerse sino consolidarse.

Este enfoque enfatiza que Irán ha podido fortalecer su producción y exportación petrolera mediante adaptaciones técnicas, diversificación de mercados y canales de comercio alternativos, estrategias calificadas por el Gobierno como reflexiones de “ingenio” y planificación estratégica en circunstancias adversas.

Si bien la IEA mantiene previsiones estables para la producción iraní en 2026, reflejando un escenario de continuidad más que de expansión acelerada, para Teherán estos resultados son parte de una narrativa positiva de recuperación económica y de desafiar las barreras impuestas por potencias externas.

Analistas y voceros iraníes también vinculan este crecimiento a la recuperación progresiva de la demanda global de energía, en un momento en que el mercado mundial afronta cambios en la oferta y la demanda de crudo y productos refinados.

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