La desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa cumplió diez años sin respuestas para los padres de familia y para la sociedad mexicana.
Las investigaciones de las fiscalías de dos administraciones diferentes no pudieron determinar qué fue lo pasó la noche del 26 de septiembre de 2014.
Lo único que han podido comprobar la procuraduría del gobierno de Peña Nieto y la Fiscalía de López Obrador es que las policías municipales de Iguala y Cocula entregaron a los jóvenes al grupo delincuencial Guerreros Unidos.
A diez años de la desaparición, hay muy pocas posibilidades de que los jóvenes estén con vida, tal y como lo demandan padres y estudiantes en las marchas mensuales.
Si no aparecen los cuerpos, ellos no cambiarán su demanda de verlos con vida.
A la marcha de este 26 de septiembre, se unió un grupo de jóvenes autodenominados Bloque Negro que rompieron vidrios y puertas de negocios y bancos de la Avenida Reforma. En el Zócalo los padres dijeron que no quieren más informes sin que se sepa qué pasó con sus hijos hace diez años.
El presidente López Obrador, presentó el segundo informe sobre el caso a los padres de familia. Dijo que no hay ninguna prueba directa de la participación del ejército en la desaparición de los jóvenes.
A cuatro días de que termine el gobierno de López Obrador, las autoridades recapturaron a dos líderes de Guerreros Unidos presuntos responsables de la desaparición de los 43. Para los padres, el hallazgo de restos en el basurero de Cocula y estas detenciones, llegan muy tarde y dejan la responsabilidad de caso al gobierno de Claudia Sheinbaum.
Arturo Calvillo, Ciudad de México
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