La coalición ha informado este domingo la retirada de sus tropas de la base aérea K-1, en la provincia iraquí de Kirkuk, alegando que la medida se enmarca en un plan coordinado con el Gobierno de Bagdad y que no tiene nada que ver con la pandemia del coronavirus ni con últimos ataques contra sus bases en el país árabe.
“La base aérea de Kirkuk ha servido como una ubicación crucial para la coalición, las fuerzas de seguridad iraquíes y el Servicio Antiterrorista de Irak (CTS, por sus siglas en inglés)”, ha afirmado el general de brigada Vincent Barker, citado por un comunicado de la alianza.
Por su parte, el portavoz de la alianza, Myles Caggins, ha asegurado que la medida se trata de un “movimiento largamente planeado”, añadiendo que las tropas han transferido propiedad por valor de un millón de dólares al abandonar el complejo de la coalición en la base aérea K-1.
Esta retirada se produjo tres días después de que las fuerzas de la llamada coalición anti-EIIL abandonaran la base aérea de Al-Qayyarah, situada al sur de la ciudad de Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive. Asimismo, las tropas norteamericanas abandonaron la semana pasada la base de Al-Qaim, cerca de la frontera con Siria.
Estas circunstancias ocurren tras masivas protestas desde hace meses en Irak en contra de la presencia foránea en el país árabe y la ratificación parlamentaria que instaba a la salida total de las tropas extranjeras después de que EE.UU. asesinó al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani; al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (UMP o Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y otros sus compañeros en un ataque a Bagdad, la capital.
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