Por Ali Bahadori Yahromi *
Contrario a su afirmación inicial de ofrecer un refugio al pueblo judío, lo que hemos presenciado en la práctica ha sido el apartheid, la limpieza étnica, la ocupación de tierras y recursos, la masacre de mujeres y niños, y otras horrendas violaciones de los derechos humanos.
A la luz de esta realidad innegable, ha llegado el momento de que las religiones divinas —especialmente el islam y el cristianismo— se acerquen con una comprensión compartida de la amenaza que representa esta entidad ilegítima para la civilización humana, y formen un frente unido contra esta desviación total.
El islam y el cristianismo beben de la misma fuente de revelación divina, y comparten valores fundamentales: el llamado a la paz, la promoción de la ética, la dignidad del ser humano y el rechazo a la opresión y la tiranía.
Tanto el profeta Muhamad (la paz sea con él) como Jesucristo (la paz sea con él) son anunciadores de la salvación para la humanidad. En la visión islámica del futuro, el Mahdi esperado (la paz sea con él) y Jesús, hijo de María (la paz sea con él), aparecerán juntos al final de los tiempos para establecer la justicia y salvar a la humanidad.
Esta perspectiva escatológica compartida y esta visión orientada a la salvación constituyen un vínculo divino entre musulmanes y cristianos frente a una corriente que no solo ha despojado a la religión de su espíritu, sino que la ha convertido en un arma de guerra, odio, discriminación y expansionismo.
El régimen sionista, mediante la distorsión de los conceptos religiosos, ha institucionalizado la violencia y la dominación dentro de su discurso ideológico.
No es fiel al judaísmo auténtico, sino que ha instrumentalizado la religión para justificar el asesinato de inocentes, la ocupación de territorios y la limpieza étnica, proyectando así una imagen brutal, racista y antihumana bajo el disfraz de la fe.
Por ello, la confrontación actual no es meramente una disputa política o territorial: se trata de una lucha civilizatoria entre dos visiones de la humanidad. Una que considera al ser humano como fin de la salvación y la dignidad, y otra que lo reduce a instrumento de guerra y supremacía.
En este momento crítico, mientras el genocidio en Gaza continúa, la racionalidad religiosa y la responsabilidad moral exigen que el islam y el cristianismo se acerquen más, centrados en sus fundamentos espirituales y éticos compartidos.
Esa convergencia no solo constituye una alianza civilizatoria frente al belicismo sionista, sino también un paso estratégico para salvaguardar el futuro de la humanidad, poner fin a la violencia estructural y allanar el camino hacia el surgimiento de un orden global justo.
Ahora más que nunca, el mundo necesita la unidad portadora de paz del islam y el cristianismo para enfrentarse a este camino desviado y rescatar la dignidad humana.
* Ali Bahadori Yahromi es exvocero del Gobierno iraní en la Administración del presidente Ebrahim Raisi.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.