Publicada: miércoles, 9 de julio de 2025 5:44

Medios como Iran International, BBC Persian, Radio Farda, Deutsche Welle Persian e Independent Persian actúan como armas de guerra psicológica israelí contra Irán.

Por: Hoda Yaq *

Una creciente cantidad de evidencias confirma que varios medios de comunicación en lengua persa que operan fuera de Irán —incluidos Iran International, BBC Persian, Radio Farda, Deutsche Welle Persian e Independent Persian— funcionan como instrumentos estratégicos de la guerra psicológica emprendida por Israel contra el pueblo iraní.

Estas redes de propaganda, financiadas directa o indirectamente por gobiernos occidentales y algunos actores regionales hostiles, han promovido de forma sistemática narrativas alineadas con los objetivos militares y políticos de Israel contra la República Islámica y el conjunto de la región.

Su papel en la configuración de percepciones públicas, en la erosión de la cohesión nacional y en la promoción de discursos subordinados a intereses foráneos ya no es una hipótesis, sino una campaña documentada y deliberada de guerra blanda.

Aunque misiles y drones acaparen los titulares, la guerra más insidiosa se libra a través de pantallas y titulares. Estos medios en persa se han convertido en actores centrales del frente mediático, con el objetivo de desestabilizar a Irán desde adentro.

Sus tácticas —sofisticadas, coordinadas y profundamente integradas en la estrategia de guerra híbrida— van desde la manipulación emocional hasta la selección interesada de hechos, todo cuidadosamente diseñado para erosionar la confianza pública, amplificar las divisiones internas y presentar figuras apoyadas desde el exterior como alternativas legítimas al liderazgo nacional elegido democráticamente.

Un ejemplo paradigmático de esta campaña es Iran International. Durante la reciente guerra de agresión de 12 días contra Irán, impuesta por el régimen israelí con respaldo estadounidense, esta cadena minimizó sistemáticamente las pérdidas militares de Israel mientras retrataba a Irán como un país inestable, al borde del colapso.

No se trató simplemente de un sesgo o distorsión: la cobertura buscaba desequilibrar psicológicamente al público, proyectando falsamente una imagen de fortaleza israelí frente a una supuesta vulnerabilidad iraní. BBC Persian siguió un patrón similar durante las conmemoraciones de Ashura, cuando el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, apareció entre los dolientes tras 12 días de ausencia.

En lugar de informar objetivamente sobre la presencia del Líder pese a amenazas, el medio optó por enmarcar el acontecimiento mediante narrativas engañosas para influir en la opinión pública.

Uno de los episodios más escandalosos de esta guerra mediática ocurrió tras el bombardeo israelí sobre la concurrida plaza Tajrish, en el norte de Teherán, que dejó varios civiles muertos mientras esperaban en un semáforo.

Pese a la condena internacional por esta violación del derecho humanitario, Iran International emitió una entrevista con un analista que, invocando el Artículo 52 de los Convenios de Ginebra, afirmó que no se trataba de un crimen de guerra, sino de un “error de puntería”. Esta justificación, transmitida sin réplica, buscaba normalizar la violencia ilegal contra civiles iraníes, exonerando a Israel de toda responsabilidad.

 

Estos medios recurren sistemáticamente a la desinformación: fuentes anónimas, supuestos “expertos” poco identificables y afirmaciones sin verificación se presentan como hechos. Declaraciones oficiales iraníes son sacadas de contexto para distorsionar su significado, mientras expresiones emocionales como “Irán se derrumba” se repiten sin cesar, generando un clima artificial de desesperanza, especialmente entre los jóvenes conectados a plataformas digitales.

La manipulación visual es otra táctica recurrente: protestas menores se muestran como levantamientos nacionales, imágenes de otros países se presentan como si fueran de Irán, e incluso se fabrican escenas con neumáticos ardiendo o humo artificial para simular caos generalizado. Estas imágenes buscan generar una percepción de colapso inminente entre los iraníes digitalmente conectados.

Uno de los aspectos más reveladores de esta campaña mediática es la plataforma constante que se le otorga a Reza Pahlavi, hijo exiliado del último monarca iraní, quien ha estrechado lazos con Israel desde su visita a Tel Aviv en 2023 y su encuentro con Netanyahu.

Pahlavi no solo ha respaldado el cambio de régimen, sino que ha instado a aprovechar la agresión israelí como oportunidad para una insurrección. Sus seguidores, sobre todo en círculos monárquicos en el exilio, han sido criticados por ondear banderas israelíes en manifestaciones, hostigar a defensores de Palestina y justificar ataques israelíes contra Irán.

Quizá lo más perturbador sea el silencio de estos medios ante las víctimas civiles iraníes de los bombardeos israelíes. A pesar de las pruebas documentadas por Naciones Unidas y organizaciones de derechos humanos sobre ataques a hospitales, ambulancias y zonas residenciales, su cobertura ha sido mínima o inexistente. Este silencio busca deshumanizar a las víctimas iraníes y presentar la agresión israelí como precisa, legítima y moralmente superior.

La alineación de estos medios con agendas extranjeras ya no es una conjetura. Un documento filtrado por el grupo cibernético Gonameman reveló que Iran International recibió un certificado de agradecimiento de la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

Este documento, obtenido a través de una filtración de comunicaciones internas, confirma que este canal no es un medio independiente, sino una extensión deliberada de la maquinaria propagandística israelí.

No se trata de sesgo editorial: es una operación psicológica coordinada, orientada a fracturar la sociedad iraní desde adentro. A través de la desinformación, la manipulación emocional y el silencio selectivo, estos medios actúan como brazos del poder blando israelí, buscando deslegitimar al liderazgo iraní, desmoralizar a la población y normalizar la agresión extranjera.

En una guerra donde el campo de batalla es la mente y el arma es la información, el pueblo iraní enfrenta una nueva forma de invasión: una que no entra por las fronteras, sino por las pantallas.

La única defensa eficaz es la conciencia, el pensamiento crítico y el rechazo a medios que, bajo la apariencia de periodismo, sirven a los intereses de una potencia hostil.

Y como quedó demostrado durante la reciente guerra, la nación iraní es lo suficientemente consciente y vigilante como para atravesar el humo de esta despiadada guerra de propaganda orquestada por Israel.

* Hoda Yaq es escritora y activista de derechos humanos radicada en Teherán.


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.