Publicada: sábado, 5 de julio de 2025 14:13

Durante la guerra israelí de 12 días contra Irán, ‘Iran International’ se alineó con el régimen de Tel Aviv, generando amplia condena en la sociedad iraní.

Por: Hussein Yaqubi *

Durante los doce días de la guerra de agresión impuesta por Israel contra el pueblo iraní, la cadena televisiva Iran International volvió a posicionarse como un aliado mediático del régimen israelí, lo que provocó una amplia condena por parte de figuras políticas, culturales y artísticas en toda Irán.

Muchos analistas sostienen que el régimen israelí desplegó una guerra híbrida que combinó operaciones de inteligencia, militares y mediáticas contra Irán durante este periodo. En esta campaña multifacética, Iran International funcionó como un engranaje esencial en la maquinaria propagandística del régimen sionista, orientada a influir en la opinión pública mediante la guerra mediática.

La cuestión crucial, sin embargo, es esta: ¿cómo fue utilizada esta plataforma como un arma contra el pueblo iraní?

Iran International atacó las mentes de los iraníes mediante diversas tácticas de guerra psicológica para complementar la agenda militar israelí contra la República Islámica de Irán y su población.

Para avanzar sus objetivos, ocultar sus vulnerabilidades y desviar la atención de los golpes sufridos durante la operación “Verdadera Promesa 3”, el régimen israelí buscó iniciar una nueva fase destinada a infligir daños cognitivos y psicológicos al público iraní.

Así como el régimen israelí empleó portavoces militares de habla persa, reconoció claramente el valor estratégico de contar con un canal satelital en persa para influir en la opinión pública iraní y fomentar la confusión dentro de la sociedad iraní.

Legitimando el asalto militar contra civiles

Iran International desempeñó un papel clave en la legitimación del asalto militar israelí contra el pueblo iraní, amplificando las justificaciones fabricadas por Tel Aviv para una agresión no provocada, ilegal y brutal.

Una estrategia central consistió en sensacionalizar acusaciones infundadas sobre el programa nuclear iraní, retratando al país como una supuesta “amenaza nuclear” mediante reportajes y segmentos noticiosos repetitivos.

 

Otra táctica fue el intento deliberado de desvincular a las víctimas de guerra iraníes del resto de la población civil, presentando así los ataques contra no combatientes como supuestamente justificados por supuestas afiliaciones con instituciones estatales.

Esta narrativa fue promovida a pesar de que las estadísticas forenses oficiales confirmaron la identidad de al menos 935 mártires, incluidos 38 niños y 102 mujeres, algunas embarazadas.

Sin embargo, esta red terrorista disfrazada de medio de comunicación hizo caso omiso persistente a las víctimas civiles de la agresión sionista, intentando en cambio normalizar y justificar la guerra impuesta a la nación iraní.

Operaciones psicológicas de la cadena

Las operaciones psicológicas de Iran International estaban diseñadas para infundir miedo y desesperanza en el público iraní.

Estos intentos incluyeron exagerar la escala de los ataques enemigos, enfatizar la supuesta vulnerabilidad de Irán frente a hardware militar avanzado, difundir desinformación sobre escasez de bienes básicos y alimentos, e incitar a la población a abandonar sus empleos o sus lugares de residencia.

Estas tácticas buscaron generar un sentimiento de temor y desaliento que, en tiempos de guerra, puede minar significativamente la moral pública y la resistencia nacional. Cuando las personas perciben un futuro incierto y una amenaza a su seguridad, su motivación para resistir se debilita.

El miedo genera ansiedad, confusión y toma de decisiones irracionales, mientras que la desesperanza amplifica pensamientos negativos y conduce al aislamiento social. Este clima psicológico no solo debilita la capacidad defensiva de una sociedad, sino que también erosiona la confianza pública en el liderazgo nacional, poniendo en riesgo la cohesión social y la unidad nacional.

 

Mantener la esperanza y la confianza del pueblo, por tanto, se vuelve un factor crucial para contrarrestar la presión psicológica y garantizar una resistencia efectiva. Es precisamente en este contexto que Iran International actuó como un instrumento para debilitar la determinación nacional.

Otro componente central de la guerra psicológica de la cadena fue la imposición sistemática de narrativas que favorecían la agresión militar israelí. Esto incluyó la marginación de perspectivas alternativas que destacaban las vulnerabilidades estratégicas de Israel y cuestionaban la legitimidad de su agresión no provocada contra Irán.

Manufactura de divisiones y fracturas sociales

Una de las tácticas principales empleadas por medios hostiles en persa, especialmente Iran International, fue la activación y amplificación de fisuras sociales e históricas superficiales. La cadena ha utilizado este método desde sus inicios y no dudó en desplegarlo durante la guerra reciente.

Entre sus intentos estuvieron la intensificación de divisiones étnicas con el objetivo de convertirlas en focos de conflicto interno, la exageración de diferencias políticas y culturales dentro de la sociedad iraní para socavar la unidad en tiempos de crisis nacional, y el énfasis continuo en fracturas que ya no existen.

Todo ello representa intentos deliberados de Iran International por fabricar líneas de falla sociales en Irán. Sin embargo, esta estrategia ignoró una realidad fundamental: a pesar de sus diferencias, el pueblo iraní comparte una experiencia común, ser objetivo colectivo de la agresión militar del régimen israelí. Esta verdad incuestionable fue deliberadamente ocultada por el canal.

Promoción de la imagen y relaciones públicas para el ejército israelí

Iran International ha funcionado eficazmente como brazo de relaciones públicas en persa y promotor de la imagen del aparato militar israelí. Exagerando los resultados de los ataques aéreos israelíes y describiendo detalladamente el armamento del régimen, el canal buscó construir una imagen de invencibilidad y poder para lo que en realidad es una entidad criminal ocupante.

Al mismo tiempo, el medio emprendió campañas de difamación y desacreditación contra las fuerzas armadas iraníes, minimizando los golpes contundentes asestados al ente sionista durante la operación “Verdadera Promesa 3” y tratando de erosionar el apoyo público a la defensa nacional.

Con estas tácticas, el canal pretendía minar la moral nacional y fracturar la solidaridad pública con las fuerzas armadas que defendían el país ante la agresión externa.

Esta campaña se lanzó a pesar de la evidencia abrumadora de la vulnerabilidad israelí. Sus sistemas de defensa aérea de múltiples capas, largamente financiados y promocionados como impenetrables, resultaron visiblemente comprometidos, como lo demostraron los daños extensos y escombros dejados en Tel Aviv y Haifa, evidenciando las debilidades del régimen.

Incitación a disturbios públicos en tiempos de guerra

Entre sus operaciones más peligrosas, Iran International buscó activamente incitar disturbios y provocar el desorden dentro de la sociedad iraní durante la guerra, en un intento por aumentar la vulnerabilidad civil y minar la capacidad estatal para gestionar y repeler al enemigo.

Esta campaña explotó emociones colectivas como la ira, el miedo y el odio, intentando conducir a la población hacia comportamientos impulsivos y desestabilizadores. La táctica incluyó la difusión de reportes falsos, imágenes cargadas emocionalmente y la exageración selectiva de eventos.

El objetivo último era desestabilizar el orden social, erosionar la confianza pública en las instituciones oficiales y crear un clima de inestabilidad política justo cuando la unidad y la resiliencia nacionales eran más necesarias.

En respuesta, el pueblo iraní tomó medidas significativas para neutralizar la guerra mediática que Israel lanzó a través de este brazo propagandístico, declarando que no caerían en la trampa.

El día siguiente al inicio de la agresión israelí, los iraníes participaron masivamente en las celebraciones del Eid al-Qadir, una clara muestra de desafío y resistencia cultural. Salieron a las calles de Teherán y otras ciudades en solidaridad con las fuerzas armadas del país.

En colaboración con agencias de seguridad, la población común ayudó a identificar espías y a frustrar actos de sabotaje destinados a desestabilizar el país. El público iraní brindó apoyo humanitario y solidaridad a los afectados por la guerra y, crucialmente, se negó a alinearse con la narrativa caótica promovida por el canal hostil.

La multitudinaria asistencia a los funerales de los mártires evidenció además un rechazo colectivo a la incitación mediática y una poderosa reafirmación de la unidad y la resistencia nacional.

* Hussein Yaqubi es un escritor e investigador radicado en Teherán.


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.