Tras la decisión del tribunal alemán de extraditarle sólo por malversación, descartando así la rebelión, el expresidente de Generalitat Carles Puigdemont ha vuelto a mover ficha y ha impulsado junto al actual presidente catalán, Quim Torra, y Jordi Sánchez, aún encarcelado, un nuevo movimiento independentista transversal, que quiere desplegar la República proclamada, apelando a la unidad y la pluralidad.
Ambos dirigentes han participado del acto desde Alemania y han apostado por materializar la independencia a través de la democracia y el pacifismo con la voluntad de superar las costuras de los partidos, como ya hizo Junts per Catalunya (Juntos por Cataluña) en las últimas elecciones y sin renunciar al derecho a la autodeterminación.
Las formaciones de Izquierda Republicana de Cataluña (ERC, por sus siglas en catalán) se han desmarcado de la reconfiguración del centro-derecha soberanistas, mientras los partidos unionistas han enfatizado la división interna dentro del independentismo.
El nuevo movimiento independentista nace a pocos días de la convención del partido demócrata, la formación de Puigdemont, que debe decidir si se une o no a su iniciativa. Y también llega en pleno debate sobre si el Parlamento acepta finalmente la suspensión de los diputados en prisión y el exilio, entre ellos, el propio Puigdemont, decretada por juez pablo Llarena.
Oriol Puig, Barcelona.
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