“He pedido repetidamente, tanto al primer ministro Netanyahu como a otros, que me presenten un plan razonable y realista, que permita lograr exactamente lo que este acuerdo, y todavía no he recibido ninguna respuesta”, dijo Obama.
He pedido repetidamente, tanto al primer ministro Netanyahu como a otros, que me presenten un plan razonable y realista que permita lograr exactamente lo que este acuerdo, y todavía no he recibido ninguna respuesta”, señala el presidente de EE.UU., Barack Obama.
Sus declaraciones sobre la oposición al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) logrado el pasado 14 de julio entre Irán y el Grupo 5+1, fueron hechas en una entrevista con la cadena estadounidense CNN, publicada el domingo.
El jefe de Estado norteamericano dejó claro que, a pesar de los opositores, tanto estadounidenses como israelíes que tiene el JCPOA, “no tengo la intención de perder en esto”.
La conclusión de los diálogos nucleares recibió el beneplácito de gran parte del mundo, desde Asia-Pacífico y Oriente Medio hasta América Latina. No obstante, el régimen de Israel y los diputados republicanos estadounidenses se oponen y no escatiman esfuerzo alguno para obstaculizarlo.
En cuanto a la oposición de los israelíes al respecto, que lo justifican con la “preocupación por su propia seguridad”, Obama afirmó que la seguridad israelí es “sacrosanta” para Washington, y declaró que Netanyahu está “equivocado” sobre sus preocupaciones y sus críticas al JCPOA.
Cuando el reportero de CNN, Fareed Zakaria, le preguntó si el primer ministro israelí “ha influido en gran medida” en el debate político en Washington, el mandatario respondió de manera afirmativa.
Netanyahu y el Congreso estadounidense, tanto republicanos como demócratas que se oponen al JCPOA, no han ofrecido ninguna “alternativa plausible” que “no sea un ataque militar” contra el país persa, explicó Obama.
La presión de algunos diputados norteamericanos y el lobby israelí en EE.UU. en contra del JCPOA aumentó cuando Netanyahu, ofreció un discurso el pasado 3 de marzo ante el Congreso, advirtiendo que un “mal acuerdo” no impediría que el país persa obtuviera la bomba atómica.

Sobre la inquietud de los israelíes en torno a un posible ataque de la República Islámica de Irán, el mandatario estadounidense hizo hincapié en que Washington protegerá al régimen de Israel, y es por esta razón que vendió armas muy avanzadas a los israelíes.
El régimen de Tel Aviv intentó sin éxito difundir la iranofobia en medio de los diálogos, alegando que el programa de energía nuclear tiene dimensiones militares, para presionar a los occidentales a que bloquearan un acuerdo definitivo; según él, un “error estratégico” y una amenaza para su supervivencia.
Los esfuerzos del primer ministro israelí para sabotear el JCPOA en el Congreso están causando preocupación, incluso entre los críticos del acuerdo, diciendo que la campaña podría dañar aún más una alianza clave para la seguridad de ese régimen.
“Le he dicho [a Netanyahu], y le digo de nuevo, incluso a aquellos que están en lo cierto, que la lucha puede venir en última instancia en contra de Israel”, advirtió la semana pasada el presidente israelí, Reuven Rivlin, al conocer que ese régimen está “en gran medida aislado en el mundo”.
La negativa israelí a un consenso Irán-G5+1 (EE.UU., el Reino Unido, Rusia, China y Francia, más Alemania) tiene lugar mientras oculta en sus arsenales más de 200 ojivas nucleares, se niega a adherirse al Tratado de No Proliferación (TNP), y no permite inspecciones a sus instalaciones nucleares.
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