• Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, en la apertura de la conferencia anual de la formación en Liverpool (noroeste de Inglaterra), 25 de septiembre de 2016.
Publicada: domingo, 25 de septiembre de 2016 17:24

Pese a la contundente victoria de Corbyn en la consulta del sábado, el sector conservador del Partido Laborista sigue minando su liderazgo.

“Instamos a los diputados laboristas a escuchar la señal enviada por los miembros, dos veces ya en un año, sobre la dirección que quieren para el partido. Y esto incluye respeto y apoyo al líder elegido y a su equipo: ya no más francotiradores, intrigas ni golpes de pasillo”, reclamó ayer sábado el secretario general del sindicato Unite, Len McCluskey.

Sin embargo, la ofensiva no tiene visos de cesar tras obtener Corbyn un 61,8 % de apoyos en la consulta entre los militantes del partido —convocada después de que 172 diputados laboristas votaran contra Corbyn en una moción de confianza (frente a 40 a favor) el pasado 28 de junio—, dos puntos por encima de su victoria inicial de 2015.

Instamos a los diputados laboristas a escuchar la señal enviada por los miembros, dos veces ya en un año, sobre la dirección que quieren para el partido. Y esto incluye respeto y apoyo al líder elegido y a su equipo: ya no más francotiradores, intrigas ni golpes de pasillo”, ha pedido el secretario general del sindicato británico Unite, Len McCluskey.

Algunos observadores habían apuntado que la crisis en el Partido Laborista (PL) podría haber tenido como objetivo neutralizar a Corbyn cuando se estaba haciendo público el informe Chilcot sobre la participación británica en la mortífera invasión de Irak en 2003. El líder laborista venía defendiendo que se juzgue por crímenes de guerra al entonces premier, Anthony ‘Tony’ Blair.

“Tiendo la mano a todos los diputados (…) Quiero dar más poder a los miembros y a los simpatizantes. La gente tiene sed de cambio. Quiere que hagamos las cosas de otra manera”, ha dicho Corbyn hoy domingo en la BBC. Sus adversarios quieren que sean los diputados (y no el líder) del partido quienes controlen la selección del “gabinete en la sombra” que dirige el laborismo.

 

En la noche del sábado, sin embargo, Corbyn se pronunció a favor de abrir ese proceso no sólo a los representantes, en su gran mayoría opuestos a su líder, sino también a los militantes, entre los que el diputado del norte de Londres (capital) suscita un apoyo entusiasta, tras años de neoliberalismo belicista y proisraelí en la línea de Blair.

El año pasado, ese PL sufrió una aplastante derrota frente al Partido Conservador y, en Escocia (norte), a los nacionalistas locales. Según los aliados de Corbyn, bajo su liderazgo el partido podría superar en un año a tener el millón de afiliados (de cerca de 600.000 que tiene ahora).

mla/ktg/hnb