Según ha informado la cadena local CNN, citando a una autoridad norteamericana, estos escudos defensivos tienen un alcance más corto que los sistemas S-300, pero tienen un alcance mayor que los misiles antiaéreos Stinger que habían proporcionado anteriormente a Ucrania.
El reporte precisa que los nuevos sistemas de defensa aérea son proporcionados por los países socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y están en camino del país eslavo, luego de que su presidente, Volodímir Zelenski, solicitara el miércoles al Congreso estadounidense que blinden a Ucrania con sistemas como el S-300 o cualquier otro tipo si no imponen una zona de exclusión aérea sobre el país.
En este contexto, la Casa Blanca anunció una lista de su nueva ayuda militar que ha decidido brindar al Gobierno ucraniano por un valor de 800 millones de dólares.
El paquete consiste en 800 sistemas antiaéreos Stinger, 2000 sistemas antitanque Javelin, 1000 armas antiblindaje ligeras, 6000 unidades de lanzacohetes antitanque desechable AT-4, 100 drones tácticos, 100 lanzagranadas, 5000 fusiles, 1000 pistolas, 400 ametralladoras y 400 rifles, más de 20 millones de cartuchos para armas pequeñas, lanzagranadas y morteros, 25 000 complejos de chalecos antibalas y 25 000 cascos.
El Reino Unido, por su parte, ha suministrado 2000 misiles antitanque a Ucrania y enviado 30 instructores militares al territorio ucraniano para entrenar al personal militar de ese país, según la agencia estatal rusa de noticias TASS. El Gobierno británico informó el pasado miércoles (9 de marzo) que ha tomado la decisión de dotar a Kiev con misiles antiaéreos de alta velocidad STARStreak.
Al respecto, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, denunció el miércoles que el Occidente echa leña al fuego de la tensa situación en el territorio ucraniano al ofrecer asistencia militar a Kiev, y agregó que “simplemente alientan a las autoridades de Kiev a continuar este derramamiento de sangre”.
De este modo, subrayó que la operación especial militar, iniciada el pasado 24 de febrero en Ucrania, es una respuesta a las hostilidades de Kiev, pues a este último se le ofreció no entrar en combate y retirar sus fuerzas de Donbás (este de Ucrania), pero no quiso hacerlo.
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