“El Departamento del Tesoro está tomando medidas contra los facilitadores clave del Gobierno de (el presidente sirio, Bashar) Al-Asad, que están asociados con la Cuarta División del Ejército Árabe Sirio, la Dirección General de Inteligencia de Siria y el Banco Central de Siria”, ha informado el Departamento estadounidense del Tesoro, mediante un comunicado.
Según precisa la nota, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro ha agregado a tres personas y 13 entidades a la Lista de Nacionales Especialmente Designados y Personas Bloqueadas, de conformidad con las autoridades de sanciones de Siria.
El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, ha indicado a su vez en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, que estas sanciones afectan al Ejército, el Gobierno y varios destacados empresarios de Siria.
La medida viene como parte de una nueva ronda de sanciones impuestas por Washington contra las autoridades del país árabe, después de una primera ola de sanciones anunciadas a mediados de junio cuando entró en vigencia la llamada “ley César”, con el objetivo de privar de recursos al Gobierno sirio y a sus partidarios.
El 29 de julio, el Gobierno estadounidense impuso embargos a Hafez al-Asad, hijo mayor del presidente sirio y a varias otras personas y entidades del país árabe, incluido el empresario sirio Wasim Anwar al-Qatan, que está involucrado en proyectos de la reconstrucción en Damasco, la capital siria.
Las sanciones congelan todos los bienes y activos en EE.UU. o controlados por personas estadounidenses, y prohíben las transacciones comerciales con ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes.
Damasco considera que las sanciones de EE.UU. son una violación flagrante de los derechos humanos más básicos y del derecho internacional humanitario, por tratar de dañar la economía de Siria y socavar la lucha antiterrorista de este país.
Las sanciones estadounidenses han recibido asimismo una ola de repudios por parte de diferentes países y organizaciones internacionales, que denuncian el impacto del “terrorismo económico” de Washington en los esfuerzos de Damasco en la lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
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