Una fuente iraquí, bajo la condición anonimato, ha revelado que Mike Pence ha llegado este lunes a Irak para visitar la base norteamericana de Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003.
De hecho, el vicepresidente norteamericano ha realizado este viaje en secreto y con el objetivo de evaluar y determinar el alcance de los daños sufridos tras el ataque del miércoles 8 de este mes.
Ese día, la División Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán atacó con misiles tierra-tierra de corto alcance las instalaciones de la base aérea Ain Al-Asad, y también una base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí.
La ofensiva iraní fue en represalia por un ataque selectivo, ordenado directamente por el presidente de EE.UU., Donald Trump, en el que fueron asesinados en Bagdad (capital iraquí), el comandante de la Fuerza Quds del CGRI, el teniente general Qasem Soleimani, y el subcomandante de las fuerzas populares iraquíes (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) Abu Mahdi al-Muhandis, junto a otros militares iraníes e iraquíes.
Según la fuente, debido a los daños generalizados a la base de EE.UU., el avión de Pence no llegó directamente al recinto militar dañado sino aterrizó en otra base en posesión de Washington, ubicada cerca del aeropuerto internacional de Bagdad y luego fue trasladado a Ain Al-Asad en un helicóptero, bajo fuerte protección.
Fuentes citadas por diversos medios de comunicación, incluso estadounidenses, han confesado que la ofensiva aérea de Irán ha provocado la destrucción de los centros de comando, control, comunicaciones y las infraestructuras de las instalaciones de Ain Al-Asad.
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