• Varios prisioneros custodiados por militares estadounidenses en la cárcel de Guantánamo, en Cuba.
Publicada: miércoles, 14 de noviembre de 2018 3:14
Actualizada: jueves, 15 de noviembre de 2018 3:21

La CIA no se conformó con la tortura y los castigos físicos, buscó “un suero de la verdad” para usarlo en uno de los presos de los atentados del 11-S.

De acuerdo con documentos confidenciales divulgados este martes, los interrogadores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos utilizaron brutales métodos de tortura contra Abu Zubaida, acusado de vinculación con los atentados del 11-S en Nueva York.

La Oficina de Servicios Médicos de la CIA incluso buscó diversas drogas y un “suero de la verdad” para emplearlos en el reo, supuestamente uno de los colaboradores de la cúpula directiva del grupo terrorista Al-Qaeda, fundado por Osama bin Laden.

Los documentos revelan que los doctores de la CIA investigaron los experimentos realizados por la agencia en la década de los cincuenta con drogas que alteran la mente como, por ejemplo, la dietilamida de ácido lisérgico (LSD, por sus siglas en alemán) y también las pruebas rusas con presuntos sueros de la verdad en la década de los ochenta

De hecho, los agentes de la CIA sopesaron utilizar barbitúricos, como el sodio amital y los psicotomiméticos, que generan síntomas de psicosis. Estaban interesados, asimismo, en una droga llamada Versed o midazolam, un sedante que puede causar pérdida de memoria mientras dura su efecto.

La intensidad y la duración de los interrogatorios de AZ (Abu Zubaida, acusado de vinculación con los atentados del 11-S en Nueva York) fueron una sorpresa para la Oficina de Servicios Médicos y motivaron un estudio más profundo de la alternativa aparentemente más benigna de las entrevistas con drogas”, de acuerdo con documentos confidenciales divulgados sobre los métodos de interrogación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés). 

 

A pesar de tales esfuerzos, la CIA no pudo encontrar evidencias históricas de que las drogas pudieran inducir a una persona a revelar información, es decir, no halló su deseado suero de la verdad.

“La intensidad y la duración de los interrogatorios de AZ fueron una sorpresa para la Oficina de Servicios Médicos y motivaron un estudio más profundo de la alternativa aparentemente más benigna de las entrevistas con drogas”, desvela el informe.

Ya en diciembre de 2014, el Senado de Estados Unidos divulgó un informe referente a los brutales métodos de la CIA tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, autorizados por la Administración del expresidente George W. Bush y el exvicepresidente Dick Cheney. La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) solicitó al entonces presidente Barack Obama que iniciara una investigación al respecto.

En estos documentos se explicaba con todo lujo de detalles el tratamiento que se daba a los sospechosos encapuchados, desnudos, con grilletes y confinamiento solitario en los centros de detención habilitados para la ocasión, como la base militar de Guantánamo, en Cuba, o la citada cárcel de Abu Ghraib en las afueras de Bagdad,  capital iraquí.

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