Durante su reciente cumbre, mantenida el pasado 16 de julio en Helsinki (capital finlandesa), el presidente ruso, Vladimir Putin, entregó a Trump un balón conmemorativo del Mundial de Rusia 2018.
Los medios estadounidenses, sin embargo, revelaron ayer miércoles que el balón del mundial contiene un microchip llamado NFC (comunicación en campo cercano, en español), que permite que dos dispositivos intercambien datos.
El dispositivo conectado al NFC, generalmente smartphones o tablets, transmite señales de radiofrecuencia que interactúan con el chip, que tiene 2 centímetros de diámetro y 0,2 milímetros de grosor.
Aunque, la marca fabricante del balón ‘Adidas’ no hizo ningún comentario sobre un posible hackeo o sustitución del dispositivo por parte de Rusia, el regalo de Putin generó en EE.UU. sospechas de que este dispositivo pudiera ser una herramienta de espionaje.
En protesta del regalo de Putin, el senador republicano Lindsey Graham, anunció que revisaría personalmente el balón para ver si traía micrófonos escondidos y “nunca permitiría que estuviera en la Casa Blanca”.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha mostrado su interés para mejorar las relaciones de Washington con Moscú, y ha considerado que la mala relación con Rusia se debe a los “años de estupidez” de EE.UU.
La reciente cumbre entre Trump y Putin tuvo lugar al mismo tiempo que los servicios de inteligencia estadounidenses manifestaron que Rusia trató de ayudar a Trump para que ganara las presidenciales de 2016. Por su parte, Moscú refuta dichas acusaciones y considera que se trata de un invento para deslegitimar al magnate republicano.
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