Los medios de comunicación norteamericanos, citando fuentes de la Casa Blanca, mencionaron el martes un comentario amenazante y extraño de Bolton sobre la desnuclearización de Pyongyang y cuyo objetivo era enfurecer a Corea del Norte.
“EE.UU. tiene mucho en mente el modelo de Libia de 2003, 2004 para Corea del Norte. (…) Obviamente hay diferencias. El programa de Libia era mucho más pequeño, pero ese fue básicamente el acuerdo que hicimos”, dijo Bolton el pasado 30 de abril.
De hecho, el Gobierno norcoreano aduce que una de las razones que le impide confiar en Washington es que EE.UU. desestabilizó Libia tras su desnuclearización, atacando ese país en 2011 en cooperación con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Según señalan las fuentes, el asesor de Seguridad Nacional estadounidense no es optimista respecto al resultado del encuentro entre el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, y por ello trata de torpedearlo.
Su postura hostil ha causado que le excluyan de los diálogos con Corea del Norte, pues en la reunión mantenida la semana pasada entre Trump y Kim Yong-chol, exdirector de la inteligencia norcoreana y mano derecha de Kim, solo estuvo el canciller estadounidense, Mike Pompeo, mientras que Bolton, que seguramente tenía mucho por decir, estaba ausente.
Bolton, un referente del belicismo neoconservador de EE.UU., ha insistido en múltiples ocasiones en la necesidad de ejecutar acciones militares contra Pyongyang, pues considera que la idea de que Washington y Pyongyang van a poder resolver sus tensiones mediante el diálogo es poco “realista”.
El esperado encuentro entre ambos países ha pasado por muchos altibajos: el mandatario estadounidense decidió el pasado 24 de mayo cancelar esta reunión y después cambió de opinión e informó de que “el gran trato será para el 12 de junio”.
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