“En el 29.º aniversario de la represión violenta de manifestaciones pacíficas en la Plaza de Tiananmen y sus alrededores el 4 de junio de 1989, recordamos la trágica pérdida de vidas inocentes”, afirmó el domingo el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
Con estas palabras Pompeo recordó un episodio que sigue siendo tabú en China 29 años después y continúa generando tensión entre las autoridades del gigante asiático y la comunidad internacional.
Ahondando aún más en el tema, el diplomático hizo alusión al discurso del disidente chino Liu Xiaobo, que falleció el año pasado a causa de un cáncer de hígado mientras se encontraba bajo custodia policial, quien escribió para recoger el Premio Nobel de la Paz 2010, pronunciado in absentia: “los fantasmas del 4 de junio todavía no han sido enterrados”.
En el 29.º aniversario de la represión violenta de manifestaciones pacíficas en la Plaza de Tiananmen y sus alrededores el 4 de junio de 1989, recordamos la trágica pérdida de vidas inocentes”, afirmó el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.
Además, indicó que EE.UU. se une a otros países de la comunidad internacional a la hora de exhortar al Gobierno chino, presidido por Xi Jinping, a aceptar públicamente lo que sucedió y rendir cuentas con aquellos que murieron, fueron detenidos o desaparecieron.
Tras estas declaraciones incendiarias, hasta el momento no habido una respuesta oficial por parte de las autoridades chinas. Sin embargo, Hu Xijin, editor del tabloide Global Times, calificó la declaración de Pompeo como “un truco sin sentido” que “representa el deseo del mundo occidental de inmiscuirse en el proceso político de China”.
Dado que este pronunciamiento se produce en un momento en el cual EE.UU. tiene abierto varios frentes de desavenencias con China, como son: la guerra comercial de tarifas arancelarias, la disputa marítima en las aguas de la China Meridional y el asunto de Taiwán, es muy probable que ambos países se involucren en una nueva dialéctica de confrontación.
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