Se trató de la primera visita del mandatario egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, a la Casa Blanca desde que asumió el poder como presidente en 2014.
En la cita, el jefe de Estado estadounidense, el republicano Donald Trump, apoyó el lunes a Al-Sisi, sobre quien dijo que está realizando “un trabajo fantástico”, y prometió más cooperación militar entre los dos países. Asimismo, aseguró que ambos Estados lucharán “juntos” contra el terrorismo.
Ignorando las flagrantes “violaciones” de los derechos humanos en Egipto, Trump sostuvo que a partir de ahora Egipto tiene en él y en Estados Unidos a “un gran amigo y aliado”.

Con estas palabras, el nuevo inquilino de la Casa Blanca intentó reavivar relaciones enfriadas entre Washington y El Cairo durante la anterior administración de Barack Obama, quién rechazó el golpe de Estado que lideró Al-Sisi contra el presidente electo de Egipto Mohamad Mursi en 2013, y denunció las continuas violaciones de derechos humanos en el país africano.
Los manifestantes congregados el lunes fuera de la Casa Blanca portaban cárteles y coreaban lemas, llamando a Al-Sisi "asesino" y "criminal de guerra" por instaurar un régimen autoritario y reprimir a los opositores, incluido los miembros del movimiento egipcio Hermanos Musulmanes (HHMM), al que pertenece Mursi.

El primer presidente electo democráticamente de Egipto fue condenado a muerte en junio de 2015 por fugarse de la cárcel de Wadi Natrum durante el inicio de la revolución egipcia que sacó del poder al dictador Hosni Mubarak a principios de 2011. A Mursi, también le pesan cargos por participar en la violencia contra los policías durante la revolución.
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