“Rusia podría conquistar los países bálticos más rápido de lo que tardaríamos nosotros en llegar para defenderlos”, dijo el militar estadounidense al diario alemán Zeit.
El general norteamericano afirmó que está de acuerdo con la evaluación de los análisis militares, asegurando que las tropas rusas podrían conquistar las capitales bálticas en unas 36 a 60 horas.
Rusia podría conquistar los países bálticos más rápido de lo que tardaríamos nosotros en llegar para defenderlos”, señaló el comandante del Ejército de EE.UU. en Europa, Ben Hodges.
Al referirse a las maniobras militares de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Polonia, reconoció que existen varios problemas en cuanto a la cooperación entre los soldados de los países participantes.
En este contexto, el general Hodges expresó su preocupación por la tecnología de comunicaciones dentro de la Alianza Atlántica, declarando que “ni la radio ni el correo electrónico son seguros”, para después estimar que los rusos podrían interceptarlo todo.
Allies work together to defend networks. @USArmyEurope chief of #Cyber #Electromagnetic Activities, weighs inhttps://t.co/oDI0rzc9he #CEMA
— Electronic Warfare (@ArmyEW) June 22, 2016
Anteriormente y durante una entrevista con la cadena británica BBC, el general Hodges expresó su asombro y temor por la amplia capacidad de las tropas rusas para desplegarse rápidamente por donde quieran y realizar inesperados ejercicios militares.
Los ejercicios militares de la OTAN —bautizados como Anaconda 2016— se llevaron a cabo entre el 7 y el 17 de junio en Polonia, convirtiéndose en los mayores en la historia del país europeo.
Aunque Rusia y la Alianza Atlántica no se encuentran en una guerra directa y armada, se ven mutuamente como una amenaza; esta situación se ha agravado con la crisis ucraniana y con los grandes despliegues de la OTAN en Europa del Este y muy cerca de las fronteras rusas.
Pese a las críticas del Gobierno de Moscú, la OTAN continúa aumentando el número y el tamaño de los ejercicios militares en las zonas adyacentes a la Federación Rusa, cambiando así la situación militar en el mar Báltico, región que, según las autoridades rusas, fue “la más segura durante años”.
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