En una reunión celebrada el miércoles, los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), incluido Rusia, decidieron hacer un profundo recorte de petróleo de hasta 2 millones de barriles diarios, alrededor del 2 % del suministro mundial, con el fin de contener la oferta en un mercado ya ajustado.
En reacción, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, calificó la decisión de la OPEP de un “error”. “Está claro que la OPEP se alinea con Rusia con el anuncio de hoy”, aseveró la política en una rueda de prensa un poco después del anuncio del grupo.
Además, en respuesta a la medida tomada por la OPEP, la Casa Blanca publicó un comunicado en el que declaró que el presidente Joe Biden estaba “decepcionado por la decisión miope” del cartel petrolero y advirtió del impacto negativo de esta medida en los países de ingresos bajos y medios.
De acuerdo con el texto, la Casa Blanca planea consultar con el Congreso estadounidense sobre “herramientas y autoridades adicionales para reducir el control de la OPEP sobre los precios de la energía”.
Varios expertos sostienen que este paso supondría un golpe para la Administración de Biden, ya que provocaría un aumento significativo del precio de la gasolina en EE.UU.
Prevén además que Biden continuaría ordenando la liberación de millones de barriles de la Reserva Estratégica de Petróleo del país, y que ya ha dado instrucciones al secretario de Energía para que estudie las posibilidades de seguir aumentando la producción nacional a corto plazo.
Entretanto, las reservas estadounidenses de crudo se están agotando rápidamente y ahora están en su nivel más bajo desde julio de 1984 y no está claro cuándo planea el Gobierno de Biden comprar una recarga.
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