Así ha opinado este sábado el analista de asuntos militares y de seguridad estadounidense Walid Phares en una entrevista a la cadena local Fox News.
Según las palabras de quien fuera el asesor de la campaña electoral del actual presidente estadounidense, Donald Trump, en 2016, las maniobras conjuntas que estos tres países han iniciado desde el viernes en el norte del océano Índico son una muestra clara del respaldo militar que tanto Rusia como China ofrecerían a Irán ante un eventual enfrentamiento con Estados Unidos.
“Este ejercicio conjunto tiene el mensaje de que estas dos potencias nucleares dirán que si quieres hacer algo, no dejaremos que hagas ningún daño a Irán”, ha resaltado Phares.
Ante tal apoyo militar de Moscú y Pekín a Teherán, el entrevistado ha advertido que los estadounidenses deben premeditar y calcular muy bien sus movimientos antes de iniciar una campaña militar contra la República Islámica, puesto que en tal caso, no solo se enfrentaría a las Fuerzas Armadas persas, sino que también debería sortear a las de este nuevo eje del poder, conformado por las fuerzas de estas dos superpotencias.
En otra parte de su intervención televisiva, Phares, de origen libanés, ha subrayado que la postura china de incorporarse a estas maniobras es una señal de peligro para Washington, ya que, añade, el gigante asiático deja claro que con su participación no permitirá ninguna agresión por la parte estadounidense a la soberanía e integridad territorial del país persa.
Es posible que China y Rusia deseen desplegar sus fuerzas en el Golfo Pérsico en un futuro no muy lejano, ha adelantado para luego advertir que de confirmarse tal pronóstico se complicaría aún más la situación de esta región.
Los simulacros navales, denominados “Cinturón de Seguridad Naval” que incluyen ejercicios tácticos como el rescate de fragatas bajo ataque, comenzaron en la ciudad portuaria de Chabahar, situada en las costas surorientales iraníes del mar de Omán.
Estas maniobras a tres bandas se están realizando en un momento en que Washington intenta forjar una llamada coalición, so pretexto de proporcionar seguridad marítima cerca de las aguas de Irán, tras unos incidentes en la región del cual EE.UU. y el Reino Unido culparon a Teherán.
Por su parte, la República Islámica en repetidas ocasiones ha negado su participación en tales actos y ha dicho a los países regionales que son ellos los que deben garantizar la seguridad de la zona sin que haya presencia foránea.
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