La Fuerza Naval del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), que tiene poder disuasorio, desempeña un papel importante en el Golfo Pérsico, en el estrecho de Ormuz y en el mar de Omán, ha declarado el comandante en jefe del CGRI, el general de división Mohamad Ali Yafari, en un acto en Mashad, en el noreste del país.
“Las capacidades de esta fuerza (naval de la CGRI), en los ámbitos de tecnología, táctica y estrategias, están actualizadas y orientadas al avance de las tecnologías al más alto nivel”, ha destacado Yafari.
En este contexto, el comandante iraní ha calificado de “natural” el hecho de que “el enemigo evite estrictamente cualquier conflicto” con el país persa, porque, ha añadido, sabe que tal enfrentamiento “acabaría en su detrimento”.
El Cuerpo de Guardianes de Irán efectuó a principios de agosto “exitosas” maniobras navales en el Golfo Pérsico con el objetivo de “mantener y mejorar la preparación para la defensa de las vías navegables internacionales del Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz, y para hacer frente a las amenazas y posibles acciones de los enemigos”.
Las capacidades de esta fuerza (naval de la CGRI), en los ámbitos de tecnología, táctica y estrategias, están actualizadas y orientadas al avance de las tecnologías al más alto nivel”, ha destacado el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Mohamad Ali Yafari.
Los ejercicios navales se llevaron a cabo en pleno auge de tensiones entre Irán y EE.UU., desencadenadas por la retirada unilateral de Washington del acuerdo nuclear de 2015 y su decisión de reimponer sanciones económicas desde el pasado 7 de agosto al país persa, que en el caso del petróleo entrarán en vigor en noviembre próximo.
La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, ha echado además leña al fuego revelando un plan para reducir “a cero” las exportaciones petroleras de Irán con un llamamiento a los importadores de crudo iraní.
En respuesta a las amenazas petroleras de EE.UU., el presidente persa, Hasan Rohani, recalcó a principios de julio que “no tendría sentido que Irán no pueda exportar su petróleo mientras otros de la región (del Golfo Pérsico) sí pueden. Háganlo si son capaces y verán las consecuencias”. El CGRI no tardó en apoyar este planteamiento, diciendo estar dispuesto a actuar para defender los intereses nacionales.
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