“Se da orden a todos los niveles de la inteligencia de la fuerza pública suspender envío de comunicaciones y otros tratos con agencias de seguridad estadounidenses”, escribió el martes Gustavo Petro en su cuenta de X.
Explicando que “tal medida se mantendrá mientras se mantenga el ataque con misiles a lanchas en el Caribe”, el mandatario colombiano subrayó que “la lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”.
La medida de Colombia se produce después de que el Reino Unido también suspendiera parte del intercambio de información de inteligencia con EE.UU. sobre las supuestas “narcolanchas” en el Caribe. Según informó la cadena estadounidense CNN el martes, Londres considera que los ataques estadounidenses son ilegales y no desea involucrarse.
Se da orden a todos los niveles de la inteligencia de la fuerza pública suspender envío de comunicaciones y otros tratos con agencias de seguridad estadounidenses. Tal medida se mantendrá mientras se mantenga el ataque con misiles a lanchas en el Caribe. La lucha contra las… https://t.co/IZRWiL4s6t
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 11, 2025
Fuentes cercanas indicaron que los funcionarios británicos creen que las acciones cinéticas de EE.UU. violan el derecho internacional, por lo que desde hace más de un mes han detenido el suministro de información sobre la zona caribeña, donde mantienen bases de inteligencia.
Desde el pasado mes de agosto, Estados Unidos ha desplegado frente a las costas de Venezuela buques de guerra, un submarino, aviones de combate y tropas, bajo pretexto de luchar contra el narcotráfico. Desde septiembre, ha llevado a cabo varios bombardeos contra lo que denomina narcolanchas en el mar del Caribe y el océano Pacífico, que han dejado más de setenta muertos.
Ante tal coyuntura, Petro ha intensificado sus críticas hacia el presidente estadounidense, Donald Trump, acusándolo de cometer “asesinatos” y “crímenes de guerra” en su ofensiva antidrogas.
La militarización del Caribe, cerca de las costas venezolanas, ha agravado las tensiones entre Washington y los gobiernos de Colombia y Venezuela, cuyos líderes consideran el despliegue militar estadounidense una amenaza para su soberanía.
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