“Las iniciativas del reino apuntan a instar a los países que participan en el acuerdo de la OPEP+ (la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados) y otros países a adherirse a las tasas de reducción y proporcionar una mayor reducción de la producción para restablecer el equilibrio deseado en los mercados mundiales de petróleo”, ha informado este miércoles la agencia estatal saudí SPA al término de una reunión del Consejo de Ministros.
El Ministerio de Energía del reino árabe anunció el lunes que la compañía petrolera Aramco efectuará una reducción suplementaria de un millón de barriles diarios a partir de junio, lo que supone un volumen adicional a los recortes de suministro acordados el 12 de abril por los países miembros de la OPEP+.
Con esas medidas, Riad y otros miembros de la OPEP+ buscan sostener los precios del crudo en medio de los efectos traumáticos del brote del nuevo coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19, en la economía mundial.
Esto mientras, la monarquía árabe había generado, con anterioridad, un mercado inundado de petróleo por su última guerra de precios con Rusia, surgida después de que Riad rompiera su alianza con Moscú, tras la negativa de este último de asumir más recortes de producción ante el desplome de la demanda a nivel global por culpa del coronavirus.
Sin embargo, la caída histórica de los precios del petróleo causó consecuencias graves en la economía de Arabia Saudí. Como consecuencia, Aramco ha registrado una caída del 25 % en su beneficio neto en el primer trimestre de 2020.
En esa situación, el país árabe llegó el lunes a anunciar un plan de austeridad. Efectivamente, el ministro de Finanzas saudí, Muhamad al-Jadan, señaló que “el subsidio por coste de la vida se suspenderá a partir del 1 de junio, y el impuesto sobre el valor añadido (IVA) se incrementará del 5 al 15 % a partir del 1 de julio”.
Activistas saudíes han advertido de lo que describen como una “revolución de los hambrientos” y han indicado que el IVA podría incrementarse hasta 50 %.
Conforme a varios reportes, el reino árabe no puede seguir con la consolidación del liderazgo en el mercado mundial de petróleo y podría pagar un precio político por el colapso que sufrió el petróleo de EE.UU.
De hecho, además de poder sufrir medidas punitivas por parte de EE.UU., las ambiciosas reformas económicas emprendidas por el príncipe heredero Muhamad bin Salman, —para alejar al reino de su dependencia del petróleo— podrían verse socavadas.
tqi/ktg/nsr/msf