Las autoridades han optado por una valla de tipo G-7, un sistema de protección móvil que se suele usar para bloquear accesos en grandes cumbres internacionales, pero que no es una verja con alambre de espino.
Esta segunda fase se pondrá en marcha si las medidas eslovenas no funcionan y esto deriva en cruces irregulares de la frontera”, afirmó la ministra del Interior de Austria, Johanna Mikl-Leitner, sobre la posibilidad de construir una valla de unos 25 kilómetros de extensión en la frontera con Eslovenia en 48 horas.
Así lo explicó en una rueda de prensa el director general para la Seguridad pública, Konrad Kogle, quien sí matizó que se podrían llegar a colocar rollos de alambre de espino en situaciones de emergencia, por ejemplo si cientos de personas tratan de pasar al mismo tiempo los controles fronterizos.
En cualquier caso, Kogle afirmó que siempre se actuará siguiendo el principio de proporcionalidad. Este cerramiento de casi cuatro kilómetros tardará unos dos meses en estar listo.
La ministra del Interior de Austria, Johanna Mikl-Leitner, anunció, por su parte, medidas que se implementarán en el paso de Spielfeld en coordinación con Eslovenia, entre ellas un “corredor de seguridad” vallado en el territorio esloveno, así como el refuerzo de las patrullas eslovenas en la zona.
Austria asimismo se preparará para construir una valla de unos 25 kilómetros de extensión en la frontera con Eslovenia en 48 horas, en caso de que sea necesario, añadió.

“Esta segunda fase se pondrá en marcha si las medidas eslovenas no funcionan y esto deriva en cruces irregulares de la frontera”, afirmó la ministra del Interior de Austria.
La agencia europea de control de fronteras exteriores (Frontex) cifró el martes en 1,2 millones el número de entradas de inmigrantes irregulares en los diez primeros meses del año, una cifra cuatro veces mayor a la registrada en 2014.
Mientras la Unión Europea (UE) perfila soluciones exteriores, los Estados miembros se repliegan en sus fronteras interiores. Suecia, el país hasta ahora más abierto a los asilados, se ha sumado a Austria y Alemania en el control de fronteras dentro del espacio de libre circulación. Esta decisión debilita Schengen.
Más drástica para la libre circulación resulta la medida adoptada por Eslovenia, que también aplicó controles fronterizos hace varias semanas y que ahora ha empezado a construir una valla de 1,8 metros en su frontera con Croacia para frenar el tránsito de refugiados hacia el norte de Europa. Se suma, de esta manera, al enfoque húngaro respecto a los tránsitos por Europa, y al que Austria está planeando anexarse.
Ese conjunto de acciones individuales entorpecen la respuesta común que intenta ofrecer la Unión Europea y, sobre todo, agrietan la imagen de un continente rico que se dice desbordado por la llegada a su territorio de algo más de un millón de personas, cuando Turquía alberga a 2,2 millones de sirios que han huido de la guerra iniciada hace casi cinco años.
Estas medidas se producen mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió a los países aumentar la acogida de refugiados e inmigrantes, cuyo flujo es el mayor desde la Segunda Guerra Mundial.
Entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de este año, más de 710.000 solicitantes de asilo cruzaron las fronteras de la UE, según datos de Frontex, escapando de las zonas de guerra o conflicto, como Siria, o Irak; y a la vez varios países europeos han advertido que están dispuestos a cerrar sus fronteras para detener este flujo.
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