El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. En un año marcado por la pandemia del coronavirus, causante de la COVID-19, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprovechó la fecha para alertar sobre el posible incremento del trabajo infantil, producto del negativo impacto económico que el nuevo coronavirus ha ocasionado a la economía mundial.
Un análisis elaborado por la OIT en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte que la crisis económica producto de la situación sanitaria podría hacer que el trabajo infantil aumente entre un 1 y 3 % en América Latina.
Traducido en números, esto implicaría que “al menos entre 109 000 y 326 000 niños, niñas y adolescentes podrían ingresar al mercado de trabajo”, se explica en el documento, basado en el estudio de datos de Costa Rica, México y Perú.
“El aumento del desempleo y la pobreza afectarán severamente el bienestar de las familias, particularmente aquellas en condiciones de pobreza extrema quienes suelen habitar viviendas inadecuadas”, señala el informe, que propone también acciones preventivas para evitar que los números aumenten.
En dicho apartado, demandan la “acción decisiva” por parte de los gobiernos, y destacan los roles de los sistemas de salud y educativos de cada país, así como la necesidad de “coordinar los servicios de protección social”.
Además, proponen a las autoridades latinoamericanas la implementación de transferencias monetarias temporales, así como de un ingreso básico de emergencia durante los meses en que la pandemia esté presente en el continente.
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