A través de este corredor, que se quedará abierto durante siete días, los civiles —que vivían bajo el control de milicianos y extremistas— regresaron a las zonas controladas por el Gobierno sirio.
“No había seguridad allí, pero estoy a salvo aquí. Gracias a Dios, logramos llegar”, dijo un hombre que parecía aliviado de haber cruzado a las zonas que controla el Gobierno.
Tras recuperar el control de las zonas sureñas y centrales de Siria, el Ejército sirio, ya ha centrado su atención en Idlib, considerada el último gran bastión de los terroristas, donde tienen planeado comenzar una operación antiterrorista que será, muy probablemente, una de las más duras debido a la gran concentración de elementos armados.
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