El portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), Rupert Colville, ha dicho este martes: "Este ataque probablemente pueda ser valorado como un crimen de guerra".
El funcionario se ha referido al atentado perpetrado el sábado por un kamikaze contra los autobuses que transportaban a sirios evacuados de las localidades de Al-Fua y Kefraya rumbo a la ciudad de Alepo (noroeste de Siria), y que provocó la muerte de más de 130 personas, incluidos al menos 68 niños.
Este ataque probablemente pueda ser valorado como un crimen de guerra", ha dicho el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), Rupert Colville.
Colville menciona que en las imágenes que vieron los funcionarios de la oficina de OACDH se observa cómo los niños se reunían alrededor de un hombre que repartía caramelos justo antes de que estallase la bomba.
Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha evitado de momento dar definitivamente por crimen de guerra el horripilante ataque, porque, como dice Colville, "en estos momentos es difícil confirmar cómo se cometió el ataque y quién lo perpetró".
También ha expresado su preocupación por la situación de los civiles que quedan en Al-Fua y Kefraya y de los habitantes de otras ciudades que son parte del acuerdo de evacuación.
Con respecto al tema de la evacuación de civiles, el Gobierno sirio advirtió el domingo que este brutal atentado es parte de los esfuerzos de los grupos terroristas para hacer fracasar el acuerdo de las cuatro ciudades, donde se contempla la evacuación de las localidades de Al-Fua y Kefraya en Idlib (noroeste) y Madaya y Al-Zabadani en Damasco (suroeste).
El atentado del sábado también violó un alto el fuego establecido por el Gobierno y la oposición en las cuatro áreas citadas en el acuerdo de evacuación, y que implica el mayor intercambio de población de este tipo desde el inicio de la crisis en Siria en 2011.
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