El opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), ha reportado ocho muertos entre los civiles sirios, incluidos dos niños y un rescatista de Cascos Blancos, como consecuencia de los bombardeos del sábado del Ejército turco contra la ciudad de Al-Bab, en el norte de Alepo, la ciudad de Bizeaa, y sus alrededores, controlados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Las últimas bajas mortales elevan a 249 el número de civiles sirios asesinados durante la operación 'Escudo del Éufrates', el nombre que dio Ankara a sus ofensivas militares en Siria contra EIIL y los combatientes kurdos. Estos últimos luchan contra Daesh en Siria y son considerados terroristas por Ankara.
Entre los muertos, según detalla este domingo OSDH, existen 54 menores de dieciocho años y 29 mujeres. Asimismo más de 1100 personas resultaron heridas o mutiladas entre el 13 de noviembre del año pasado y el 15 de enero de este año como resultado de los ataques de artillería y los bombardeos aéreos del Ejército turco contra las ciudades del norte de Siria.
El 'Escudo del Éufrates' se inició en agosto de 2016 con la participación de las fuerzas aéreas y terrestres de Turquía, con el objetivo de limpiar las fronteras turcas de elementos terroristas del EIIL, las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo) y del Partido de la Unión Democrática (PYD, por sus siglas en kurdo). Con esta operación, Ankara también intentó apoyar al llamado Ejército Libre Sirio (ELS), que lucha contra el Gobierno sirio.
Turquía coordinó su ofensiva con la llamada coalición internacional liderada por Estados Unidos, sin que tomara un permiso previo del Gobierno sirio. La Administración del presidente Bashar al-Asad, a su vez, condenó enérgicamente la operación, al considerarla una invasión y una flagrante violación de su soberanía nacional.
Fue a finales de noviembre cuando el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunció que Ankara comenzó la operación militar en Siria para “poner fin al Gobierno de Bashar al-Asad”, tras acusarle de estar involucrado en la muerte de miles de personas durante los conflictos en curso en el país árabe desde el año 2011.
Las declaraciones de Erdogan causaron entonces gran consternación en Rusia, que había comenzado desde septiembre de 2015 una ofensiva a gran escala en Siria para combatir, junto con el Gobierno sirio, el terrorismo. El portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, exigió a Erdogan que aclarara los objetivos anti-Asad en Siria.
El líder turco retrocedió en los comentarios dos días más tarde, afirmando que las ofensivas allí estaban dirigidas sólo a los terroristas.
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