En el territorio controlado por las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), cuya mayoría la conforman las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo), hay cerca de 20 bases militares estadounidenses, ha declarado Venedíktov a la agencia de noticias rusa Sputnik.
Además, el funcionario ha mencionado otras bases de EE.UU. en el territorio sirio, en concreto, al área de 55 kilómetros cerca de Al-Tanf en la frontera sirio-jordana, ocupada por los soldados estadounidenses sin el consentimiento del Gobierno de Siria. “En esta zona se encuentra el tristemente famoso campo de refugiados Rukban, donde bajo las narices de las tropas de EE.UU. circulan libremente extremistas de las bandas armadas ilegales”, indica.
Esto pasa, mientras que los militares estadounidenses impiden que los convoyes humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) puedan entrar en el campo desde el territorio sirio ya que la zona está cerrada. En general, opina que “la injerencia externa en la crisis siria obstaculiza la restauración de la paz y la seguridad en Siria”.
En esta zona (Al-Tanf) se encuentra el tristemente famoso campo de refugiados Rukban, donde bajo las narices de las tropas de EE.UU. circulan libremente extremistas de las bandas armadas ilegales”, dice el asesor del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Alexandr Venedíktov.
Sobre estas injerencias señala que Washington está suministrando a los kurdos armamento avanzado y señala este trasiego el motivo de las operaciones de Turquía en esa región. “Las entregas de armas sofisticadas y el fomento de sentimientos separatistas entre los kurdos, de hecho, han provocado que Turquía lleve a cabo una operación militar en la norteña región de Afrin”, asevera.
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, anunció en enero que Washington mantendrá fuerzas militares en Siria para mantener la presión sobre el Gobierno de Damasco y garantizar que el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) no pueda resurgir.
El Ministerio de Exteriores de Siria, por su parte, no deja de denunciar que la presencia militar de EE.UU. en su territorio es una violación sin antecedentes del derecho internacional y una agresión abierta contra la soberanía del país.
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