Cárceles en mal Estado, hacinamiento y precarios servicios básicos, es el día a día al que se enfrentan en El Salvador los 31,900 reclusos del sistema penitenciario.
La capacidad de los centros penales ha sido excedida en 300 %, factor que obstaculiza el proceso de rehabilitación y resocialización de los presos.
Se estima que cerca del 40 % de privados de libertad son miembros de pandillas. De esta manera, las prisiones se han convertido en un nicho ideal para la potenciación de conductas delictivas.
Para contrarrestar esta situación, el Gobierno está impulsando el programa “Yo Cambio”, una apuesta para la rehabilitación de las personas recluidas, que en su mayoría está en edad productiva.
El 10 % del total de reos, corresponde a mujeres. Este grupo poblacional es el que en peores condiciones se encuentra debido a que el único centro penitenciario que les albergaba tiene un hacinamiento del 360 %.
Vladimir Chamorro, San Salvador.
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