En un discurso ofrecido en la Reunión de 2025 de los Estados Partes en la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Biológicas, celebrada el lunes en Ginebra (Suiza), el embajador y representante permanente de Irán ante la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra, Ali Bareiní, expuso las posiciones del país persa respecto al desarme, la cooperación internacional, las sanciones, la universalidad del tratado y los recientes desafíos de seguridad que afectan la integridad y la credibilidad del régimen global de no proliferación.
En esta tesitura, expresó su profunda preocupación por los actos deliberados del régimen israelí en junio contra instalaciones biológicas y de salud pública pacíficas y declaradas de Irán, incluidas las dedicadas a la producción de vacunas y suministros médicos.
“Estos ataques constituyen graves violaciones del derecho internacional y de los principios fundamentales de la Convención, socavan la legítima capacidad de salud pública de Irán y plantean riesgos para la bioseguridad regional y mundial al perturbar las actividades científicas pacíficas”, denunció.
Recalcó que Irán condena rotundamente estos actos ilegales y exhorta a la comunidad internacional a denunciarlos con la mayor firmeza y a garantizar la rendición de cuentas. “Los ataques contra instalaciones biológicas y personal pacífico no son meros atentados contra un Estado soberano, sino que representan una grave amenaza para la integridad y la credibilidad del régimen mundial de desarme y no proliferación”, agregó.
El diplomático recalcó que los reiterados vetos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) ponen de relieve sus graves limitaciones y su politización, lo que ha destacado, genera serias preocupaciones sobre su capacidad para tomar decisiones oportunas, sustanciales e imparciales al brindar asistencia y protección a cualquier Estado Parte expuesto al peligro de las armas biológicas.
Bareiní puso en entredicho los procesos largos de toma de decisiones, en caso de un ataque biológico, y alertó que estas demoras dificultan el inicio rápido de las investigaciones y crean deficiencias críticas en la prestación oportuna de asistencia en virtud del Artículo XII.
Asimismo, celebró la adhesión de dos nuevos Estados Partes a la Convención y resaltó la importancia de la universalidad, en particular en la región de Asia Occidental. Al respecto, ha criticado que han transcurrido más de cincuenta años desde la entrada en vigor de la Convención, pero, lamentablemente, varios Estados no se lo han adherido ni firmado.
“Resulta especialmente preocupante la presencia de un régimen no signatario de Asia Occidental, con capacidades biotecnológicas avanzadas, que actualmente comete asesinatos de mujeres y niños, lo que representa una grave amenaza para la paz y la seguridad regionales e internacionales”, apostilló en alusión a la falta de adhesión de Israel a la convención.
En este contexto, declaró que Irán cree firmemente que la comunidad internacional debe ejercer una presión sostenida y efectiva sobre los países no signatarios para que se adhieran a la Convención sin más demora.
La Convención sobre Armas Biológicas, como el primer tratado internacional que prohíbe integralmente una categoría completa de armas de destrucción masiva, constituye una piedra angular de la arquitectura global de desarme y no proliferación. Al prohibir el desarrollo, la producción, el almacenamiento y la adquisición de armas biológicas y tóxicas y sus sistemas vectores, la Convención desempeña un papel indispensable en la promoción de la paz y la seguridad internacionales.
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