El ministro de Inteligencia de Irán, Seyed Esmail Jatib, ha remarcado este jueves, durante la sesión del Consejo de Seguridad de la provincia de Hamadán, que “el sistema de poder y la arrogancia global, mediante un plan integral y una guerra combinada, intentaron imponer un gobierno títere con la intención de provocar el derrocamiento y la desintegración de Irán”.
“Sin embargo, gracias a la guía divina y al liderazgo sabio del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, los costos y daños se mitigaron de inmediato mediante reemplazos estratégicos, y esta estrategia se combinó con el valor, la fuerza y el poder de las fuerzas armadas de Irán. La capacidad militar y la superioridad misilística del país lograron una gran victoria para la nación”, ha agregado.
Ha destacado que “el enemigo intentó imponer un gobierno títere como futura autoridad del país y también se esforzó por bloquear cualquier vía de esperanza, progreso o posibles acuerdos que pudieran ser útiles para nuestra diplomacia y para el país”.
En otro momento de su discurso el funcionario persa ha recalcado que “otra de las estrategias de los enemigos para generar inestabilidad, junto con la guerra impuesta, fue el uso de medios de comunicación para moldear e imponer su propia narrativa sobre la opinión pública y la percepción de la sociedad iraní”.
“En esta guerra combinada, los enemigos intentaron generar inseguridad en Irán enviando desde Siria a grupos takfiríes y del EI hacia el sureste del país con el objetivo de cometer asesinatos, sabotajes y otras acciones. Sin embargo, gracias a la voluntad y el poder divino, no lo lograron”, ha añadido.
Según el ministro iraní, “sistema de poder intentó utilizar diversos recursos como reparto de dinero, provocaciones, generación de descontento y desconfianza, movilizaciones laborales, protestas puntuales y campañas en redes sociales para influir en la sociedad y lograr el derrocamiento del país y su desintegración. Sin embargo, no alcanzaron sus malvados objetivos”.
En otra parte de sus declaraciones, ha confirmado que “en los más de 70 años de existencia del régimen sionista, nunca había experimentado inseguridad ni inestabilidad interna. Esto ocurrió por primera vez durante la operación Tormenta de Al-Aqsa a manos de los Muyahidines, continuó con el Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá), y luego, gracias a los misiles y la capacidad de las fuerzas armadas, la vulnerabilidad del régimen sionista alcanzó su punto máximo”.
El ministro de Inteligencia ha afirmado que “el sistema de poder no tiene reparos en expresar ni poner en práctica la conducta y política de sus belicistas. Citando al presidente de EE.UU., Donald Trump, no temen crear el infierno. Aquellos que se autoproclaman defensores de los derechos humanos han generado esta situación en Gaza, Líbano, Yemen, Irak y Siria, y ni siquiera toleran las protestas en sus propios países, como demuestra la expulsión de diversas personas de Estados Unidos y otros países por apoyar a Palestina y a los oprimidos.”
La guerra de 12 días estalló el 13 de junio, cuando Israel lanzó una agresión flagrante y no provocada contra Irán, atacando las infraestructuras civiles, militares y nucleares del país, lo que dejó al menos 1064 mártires, incluyendo altos mandos militares, científicos nucleares y civiles. Más de una semana después, Estados Unidos se sumó a la ofensiva, bombardeando tres sitios nucleares clave del país.
En represalia a las agresiones, las Fuerzas Armadas iraníes atacaron sitios estratégicos en los territorios ocupados palestinos, así como la base aérea de Al-Udeid en Catar, la mayor base militar estadounidense en Asia Occidental, en el marco de la operación “Verdadera Promesa III”, lo que obligó a los agresores a aceptar un alto el fuego el 24 de junio.
ght/rba