• El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Iran, Esmail Baqai.
Publicada: viernes, 3 de enero de 2025 14:31

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán pidió la cooperación de Afganistán para mantener el flujo natural de los ríos que bordean ambos países.

Esmail Baqai destacó este viernes los derechos naturales de los iraníes en las provincias del sur a utilizar los ríos compartidos y comentó que “se espera que Afganistán coopere para mantener el flujo de agua de los ríos fronterizos que parten de Afganistán y continúan fluyendo hacia Irán, y para eliminar los obstáculos que se han creado”.

Igualmente, el funcionario se refirió a los lazos identitarios, culturales, raciales, religiosos y de civilización de larga data entre las dos naciones de Irán y Afganistán y la presencia de millones de ciudadanos afganos en Irán durante casi cinco décadas.

Baqai subrayó que mantener y profundizar las relaciones entre los dos países en diversos campos requiere respeto por los intereses mutuos y evitar acciones unilaterales dañinas.

“La República Islámica de Irán ha mencionado repetidamente a las partes afganas, a través de medios apropiados, especialmente a través de canales diplomáticos oficiales y mecanismos funcionales (técnicos), que el uso de los recursos hídricos y las cuencas no puede realizarse sin respetar los derechos de Irán de conformidad con los tratados bilaterales o los principios y normas consuetudinarios aplicables, así como el importante principio de buena vecindad, así como las consideraciones ambientales”, ha dicho.

Una década después del control unilateral y la captura de los recursos hídricos de Harirud a través de la presa de Salma, los gobernantes de Afganistán han construido una segunda barrera en el río, interrumpiendo aún más el flujo de agua hacia Irán y Turkmenistán.

 

Durante milenios, los ríos que se formaron en las montañas del centro de Afganistán (antiguamente parte de Irán) han sustentado la vida en sus territorios occidentales. En una región por lo demás árida, el control del agua ha sido un punto de tensión desde que se establecieron las fronteras modernas a mediados del siglo 19.

La cuenca de Harirud es una cuenca hidrográfica internacional compartida entre Afganistán, Irán y Turkmenistán, que ha contribuido de manera crucial al sustento de muchas personas.

Cuando en 2016 Afganistán inauguró oficialmente la presa Salma en el curso superior del río Harirud, se dijo que la presa reduciría el caudal del río hacia Irán y Turkmenistán en un 73%.

Unos 3,4 millones de iraníes del noreste dependen de la cuenca del río Harirud para obtener agua, incluida la población de Mashad, que depende del agua extraída a 182 kilómetros de la presa de Doosti, construida conjuntamente por Irán y Turkmenistán.

Ahora, los talibanes gobernantes en Afganistán dicen que han comenzado a llenar la nueva presa de Pashdan construida en Harirud, cerca de Herat, lo que ha provocado una fuerte reacción de las autoridades iraníes por ignorar los derechos consuetudinarios del país.

Muchos expertos creen que los gobernantes de Afganistán están utilizando las represas como herramienta para presionar a sus vecinos y que les importa poco la diplomacia hídrica. Consideran el agua como una herramienta política para regular su política exterior con sus vecinos.

En cambio, las preocupaciones de Irán en materia de seguridad hídrica son legítimas y merecen una consideración seria. Es imprescindible iniciar un proceso productivo hacia una solución regional óptima y el desarrollo de una gestión hídrica equitativa regulada por acuerdos de cooperación jurídica. 

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