En un mensaje publicado este sábado a través de Twitter, Mohamad Yavad Zarif ha descartado un reciente informe del Departamento de Justicia estadounidense que reporta la interceptación y confiscación de cuatro petroleros iraníes que se dirigían al territorio venezolano.
“Los piratas del Caribe ahora tienen sus propios jueces y tribunales. Lo siento por ellos, el cargamento robado no pertenecía a Irán”, ha escrito Zarif. “El barco y la bandera tampoco eran nuestros. Su propaganda vacía y barata no distorsiona (la opinión pública) del miserable fracaso de la diplomacia estadounidense en la ONU”, ha resaltado.
Con estos comentarios, el jefe de la Diplomacia persa se ha referido a la reciente derrota de Washington en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), cuyos miembros rechazaron el viernes un borrador de resolución presentado por el Gobierno de EE.UU. que tenía como meta prorrogar el embargo de armas a Irán, restricción, que, en virtud del acuerdo nuclear firmado en 2015, debe expirar el próximo 18 de octubre.
El presidente de Irán, Hasan Rohani, ha descartado también las afirmaciones estadounidenses sobre los petroleros incautados y las ha calificado de “una mentira” para desviar la atención pública de la “humillación” que ha sufrido Washington en el escenario internacional.
“Estados Unidos miente sobre la incautación de cuatro barcos de petróleo de Irán en aguas internacionales. Ni los petroleros ni sus banderas eran iraníes. Es una mentira para encubrir la humillación en el Consejo de Seguridad”, ha indicado Rohani, en una reunión mantenida esta misma jornada con los miembros de su gabinete en Teherán, la capital persa.
A su vez, el embajador de Irán en Caracas (la capital de Venezuela), Hoyat Soltani, ha tildado estas afirmaciones de “un acto de guerra psicológica”, y ha asegurado que ninguno de los cuatro buques cargados de gasolina que navegaban hacia Venezuela, ni los dueños del cargamento, no “tienen nada que ver con el país persa”.
El pasado mes de mayo, Irán envió a Venezuela cinco buques cisterna, cargados con 1,53 millones de barriles de gasolina y aditivos, para paliar la gran escasez de combustible que sufre el país sudamericano a raíz de las sanciones impuestas por EE.UU., en el marco de su campaña de presión contra el Gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Todos los petroleros llegaron a Venezuela uno tras otro sin que EE.UU. hiciera nada para evitarlo, pese a haber amenazado con intervenir si la República Islámica entregaba combustible al país sudamericano.
Respecto a las amenazas de Washington, las autoridades persas han advertido en reiteradas ocasiones de que responderán con represalias, si Estados Unidos crea problemas a los petroleros con bandera iraní en aguas internacionales.
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