Publicada: jueves, 16 de octubre de 2025 5:19

El mensaje de Netanyahu a Irán, transmitido a través de Putin, podría ser una táctica engañosa para desviar la atención mientras Israel se prepara para futuras agresiones.

Por: Hamid Yavadi *

El principal diplomático de Irán reconoció haber recibido un mensaje de Israel, que supuestamente fue transmitido por el presidente ruso, Vladimír Putin, sugiriendo que el régimen israelí no busca una nueva guerra.

A simple vista, el mensaje podría parecer un giro bienvenido hacia la desescalada en una región perpetuamente tensa, ya que los líderes del régimen israelí, respaldados por Estados Unidos, parecen decididos a bombardear su camino hacia la ilusión de un “Gran Israel” en constante expansión.

Pero al mirar más de cerca, el mensaje empieza a parecer menos una rama de olivo y más una maniobra calculada, posiblemente una artimaña, un engaño táctico.

La declaración de Putin se produjo meses después de una guerra de agresión israelí contra Irán, que duró 12 días. El primer día de esta guerra no provocada, a mediados de junio, Israel asesinó a muchos altos mandos militares iraníes y científicos nucleares, apenas dos días antes de que los diplomáticos iraníes estuvieran programados para celebrar una sexta ronda de conversaciones indirectas con sus homólogos estadounidenses en Omán, con el fin de alcanzar un acuerdo nuclear.

El momento de la agresión, claramente destinado a sabotear la diplomacia, es precisamente la razón por la que Irán no puede —y no va a— tomar el mensaje de Israel al pie de la letra.

El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Seyed Abás Araqchi, fue tajante. “Ellos (los israelíes) habían afirmado que no quieren una nueva guerra ni confrontación con Irán”, dijo en una entrevista con la radiodifusora nacional. “Esto no influye en nuestros cálculos. La probabilidad de un engaño por parte del régimen sigue siendo muy alta”.

De hecho, los líderes israelíes quedaron asombrados por el devastador poder de los misiles balísticos de Irán, los cuales penetraron los sistemas de defensa aérea de múltiples capas, tan promocionados por el régimen, y causaron estragos en las ciudades y pueblos israelíes en represalia. Pero eso no significa que no recurran a lo que los expertos militares llaman “engaño estratégico”.

Irán no debe cambiar su postura y, en su lugar, debe centrarse en el comportamiento real de Israel, en los movimientos militares y en la evidencia sobre el terreno. El régimen israelí tiene una larga historia de utilizar el engaño estratégico para obtener ventajas tácticas sobre sus adversarios en el campo de batalla.

El ataque aéreo de Israel del 9 de septiembre, dirigido a la cúpula del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en Doha, la capital de Catar, fue un ejemplo clásico. El ataque descarado, que suscitó una condena internacional generalizada, se produjo justo cuando los líderes de Hamas se habían reunido para revisar una propuesta de alto el fuego para Gaza presentada por Estados Unidos.

El régimen israelí, con la ayuda de Estados Unidos, planeó el ataque sorpresivo cuando sabía que los líderes de HAMAS no lo esperaban. ¿Quién atacaría a los negociadores mientras están reunidos para discutir una propuesta suya, mediada por su aliado más importante?

Así como los líderes israelíes usaron las conversaciones de alto el fuego con HAMAS como una distracción, su mensaje a Irán podría ser una cortina de humo —una táctica de desinformación para adormecer a Irán en una falsa sensación de seguridad mientras se reagrupan para futuros actos de agresión.

 

El mensaje también coincidió con un acuerdo de alto el fuego con HAMAS en Gaza, donde más de 68 000 palestinos han muerto en dos años de una guerra genocida que ha dejado la mayor parte del territorio asediado en ruinas y ha desplazado a casi todos sus habitantes.

Si bien el alto el fuego en Gaza ofrece alivio a los palestinos y una luz de esperanza para la región, los países vecinos, especialmente Irán, deben mantenerse alerta ante nuevas conspiraciones israelíes. Después de todo, ¿quién podría creer que Benjamín Netanyahu, a quien incluso muchos israelíes responsabilizan por prolongar innecesariamente la guerra en Gaza por motivos políticos, haya de repente optado por la paz?

¿Por qué debería Irán confiar en un hombre que ha pasado décadas difundiendo mentiras sobre su programa nuclear civil y proporcionando a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) inteligencia fabricada, todo con el fin de arrastrar a Estados Unidos a la guerra?

Netanyahu acusó por primera vez a Irán de tratar de construir una bomba nuclear en 1992, cuando, como miembro del parlamento israelí, afirmó que Irán estaba “de tres a cinco años” de desarrollar armas nucleares. Esa advertencia ha sido su consigna durante más de treinta años.

Durante su primer mandato como primer ministro en 1996, Netanyahu calificó públicamente las actividades nucleares de Irán como una amenaza importante para Israel y la seguridad global.

Unos años después, en el apogeo de la invasión estadounidense de Irak, testificó ante el Congreso, insistiendo en que Irán, no Irak, era el verdadero peligro. En su segundo mandato, intensificó la retórica, calificando el programa nuclear de Irán como la amenaza más grave para la existencia de Israel.

En 2012, Netanyahu sostenía en la Asamblea General de las Naciones Unidas un diagrama de una bomba de caricatura, advirtiendo que Irán se acercaba a una “línea roja” en el enriquecimiento de uranio.

Se opuso ferozmente al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA o PIAC, por sus siglas en inglés) de 2015, conocido comúnmente como el acuerdo nuclear con Irán. En un discurso ante el Congreso de EE.UU., organizado sin la aprobación de la Casa Blanca, Netanyahu argumentó que el acuerdo, que imponía limitaciones a las actividades nucleares de Irán a cambio de un alivio de sanciones, solo despejaría el camino para que Teherán construyera una bomba.

Posteriormente, Netanyahu persuadió al presidente de EE.UU., Doanld Trump, a quien con frecuencia ha llamado el mejor amigo que Israel ha tenido, de retirarse del JCPOA durante su primer mandato. Continuó alegando que Irán estaba a solo meses, o incluso semanas, de tener una bomba nuclear, instando a Estados Unidos a lanzar un ataque preventivo.

Luego vino la agresión militar de junio de 2025, cuando Netanyahu convenció a Trump de unirse a los ataques israelíes contra las instalaciones nucleares de Irán, una solicitud que Trump concedió sin reservas.

El empeño de Netanyahu por involucrar a Estados Unidos en una guerra con Irán ha sido inquebrantable durante más de tres décadas. Un giro repentino en esa narrativa es, en el mejor de los casos, una tarea difícil de vender.

El mensaje de Israel de que no busca una nueva guerra podría ser, en realidad, una pausa táctica, una oportunidad para reconstruir sus sistemas de defensa dañados, dar un respiro a su agotada fuerza militar y permitir que Netanyahu consolide su frágil coalición después de dos años de guerra genocida en la región.

Los líderes militares iraníes han declarado su plena disposición para cualquier eventualidad y han prometido una respuesta aplastante a cualquier aventurismo militar imprudente del régimen israelí o sus patrocinadores occidentales.

* Hamid Yavadi es un periodista y comentarista iraní de alto nivel, radicado en Teherán.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.