El presidente norteamericano, Donald Trump, culpó a Irán del ataque lanzado el martes contra la embajada estadounidense en Bagdad, capital iraquí, y, aclarando que no se trata de “una advertencia”, sino de “una amenaza”, dijo que Teherán “pagará un alto precio”. Trump, no obstante, retiró casi de inmediato esa amenaza.
En reacción a las declaraciones belicistas del mandatario estadounidense, el representante permanente de Irán ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Mayid Tajt Ravanchi, ha enfatizado que “las declaraciones antiraníes” de EE.UU. no son más que “una proyección”, un mecanismo de defensa, para atribuir a los demás la reciente masacre en Irak y justificar su ocupación de 17 años en este país árabe.
“EE.UU. busca atribuir a los demás la violenta masacre recientemente registrada (en Irak) y su ocupación de 17 años, que ha provocado la muerte de más de 300 000 iraquíes inocentes”, ha afirmado Tajt Ravanchi.
En alusión a las afirmaciones infundadas que acusan a Irán de “apoyar” a las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), el alto diplomático persa ha dejado claro que las fuerzas populares y sus ramas son “netamente iraquíes” y operan “bajo la dirección del Gobierno legítimo y democrático de Irak” y dentro del marco de las leyes de su país.
Las unidades de Al-Hashad Al-Shabi, ha añadido Tajt Ravanchi, han desempeñado un “papel crucial” en la lucha contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y su erradicación de Irak. Hoy en día, las fuerzas populares son las “garantes más importantes” para impedir el resurgimiento de los extremistas takfiríes, ha agregado el represente de Irán ante las Naciones Unidas.
De hecho, el resurgimiento de Daesh ante la ausencia de las fuerzas populares, allanaría el camino para la permanencia de las fuerzas extranjeras en el país rico en reservas petrolíferas y de gran importancia geopolítica; dos puntos difíciles de ignorar por un poder imperialista como EE.UU.
Sin haber presentado la mínima prueba de la implicación de Al-Hashad Al-Shabi en un ataque lanzado el viernes contra una de las bases estadounidenses en la ciudad iraquí de Kirkuk (norte), EE.UU., en represalia, bombardeó el domingo varias bases de la Resistencia iraquí en la provincia de Al-Anbar (oeste).
Ante esto, los iraquíes, enfurecidos por la matanza de sus uniformados, atacaron la legación norteamericana y pidieron la expulsión de los estadounidenses del país, tal y como había pronosticado Al-Hashad Al-Shabi.
La coalición Al-Fath, una de las facciones políticas con mayor representación parlamentaria iraquí, ha considerado el ataque a la embajada estadounidense una respuesta adecuada a la agresión a fuerzas populares de Irak.
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