“Estas acciones están arraigadas en un proceso colonial más amplio, en el que el riesgo de limpieza étnica, mediante el desplazamiento forzoso de las comunidades palestinas, consolidará un cambio demográfico permanente”, denunció Simona Onidi, coordinadora de proyectos de MSF en Yenín y Tulkarem, en un comunicado difundido este jueves.
MSF subrayó que ha sido testigo directo de políticas y prácticas destinadas a expulsar a la población palestina de sus tierras e impedir cualquier posibilidad de retorno, calificando la situación como una amenaza sin precedentes en los 36 años de presencia de la ONG en los territorios ocupados.
La organización recordó que las fuerzas israelíes y los colonos han intensificado la violencia en Cisjordania, con demoliciones de viviendas, asaltos a campos de refugiados y restricciones que impiden a los palestinos acceder a servicios esenciales.
“Los ataques de colonos se producen casi a diario, acompañados por el Ejército, con total impunidad”, denunció Frederieke van Dongen, responsable humanitaria de MSF en Al-Jalil (Hebrón).
Según datos de las Naciones Unidas, desde principios de 2023 más de 40 000 palestinos han sido desplazados en el norte de Cisjordania debido a operaciones militares, mientras que solo en abril y mayo de 2025 unas 246 personas, incluidos 97 niños, fueron desalojadas tras la demolición de sus hogares en la gobernación de Al-Jalil.
MSF advirtió que la expansión de asentamientos ilegales y las políticas de ocupación israelíes “constituyen intentos claros de eliminar cualquier perspectiva de futuro para Palestina”.
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