De acuerdo con un funcionario del Gobierno palestino encargado de monitorear las actividades de los colonos en el norte de Cisjordania, el jueves por la noche, varios colonos rompieron los cristales de las ventanas de una vivienda palestina y arrojaron varios cócteles molotov dentro. Un niño de un año y medio, identificado como Ali Saad Daubasha, resultó muerto.
Antes de huir, los asaltantes hicieron pintas con aerosol en las paredes de la vivienda con lemas, como “venganza”. Poco después, testigos afirmaron que toda la casa se incendió.
El padre de la víctima, Saad Daubasha, logró rescatar a su esposa y a su otro hijo de 4 años de edad, Ahmad, pero no encontró al bebé debido a que no había electricidad, provoca por el asalto. Todos los sobrevivientes resultaron gravemente heridos.
Otro testigo lugareño, de nombre Mesalem Daoubasah, indicó que vio a cuatro colonos que huían del lugar de los hechos hacia el asentamiento Maaleh Ephraim, perseguidos por varios residentes locales.
Más de medio millón de israelíes viven en más de 120 asentamientos ilegales construidos desde la ocupación de los territorios palestinos de Cisjordania y Al-Quds (Jerusalén) en 1967.
Los residentes de los asentamientos israelíes con mayor frecuencia protagonizan ataques contra la población palestina y sus propiedades, en su mayoría en la ocupada Cisjordania.
De acuerdo con las autoridades palestinas, estos asaltos ocurren con el objetivo de intimidar a los residentes hasta obligarlos a abandonar sus viviendas para ampliar sus asentamientos, pese a que la comunidad internacional los considera ilegales.
Empero, rara vez los atacantes son detenidos. Según el grupo pro derechos humanos Yesh Din, la impunidad que brinda el régimen de Tel Aviv a sus colonos impide el fin de este tipo de los actos de violencia.
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