Antes de la medianoche del jueves (hora local), el ejército israelí dio un ultimátum de 24 horas a los responsables de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Gaza para que reubiquen al sur a los 1,1 millones de palestinos que habitan en la zona norte del enclave costero palestino, lo que, para los expertos, presagia una ofensiva israelí terrestre tras seis días de incesantes bombardeos aéreos que han causado más de 1500 muertos.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, además de considerar como “imposible” tal acto, urgió anularse el plan, avisando que tendría “consecuencias humanitarias devastadoras”.
“Las Naciones Unidas piden con firmeza que, de confirmarse, se anule cualquier orden de este tipo, evitando lo que podría transformar lo que ya es una tragedia en una situación calamitosa”, dijo el vocero de la ONU.
Los indiscriminados ataques aéreos y de artillería israelíes al asediado enclave costero han dejado hasta ahora 1537 muertos, entre ellos 500 niños, según el Ministerio de Salud palestino, mientras que 423 000 personas han sido desplazadas y transferidas en decenas de escuelas por bombardeos israelíes, aunque responsables de Médicos Sin Fronteras avisan que no hay ningún lugar seguro en esa tierra, bloqueado por todos lados que literalmente desde hace más de una década se considera la mayor cárcel al aire libre del mundo.
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